Todo era una pesadilla.
Solo seguía durmiendo y estaba teniendo un mal sueño.
En algún momento sentiría los labios de Alex besándome desde la mejilla hasta mi pecho para despertarme y poder hacer el amor en plena madrugada, tal como había sucedido unos días atrás.
No había sido secuestrada, no había visto caer por segunda vez al hombre que amaba y tampoco había sido drogada, traída a algún sitio escondido hasta de la mirada de Dios y por supuesto mis manos no fueron amarradas a m