Capítulo 39

Al fin llegamos a casa, Alexander me conduce en la silla de ruedas y me deja en la sala de estar, Olivia se hinca hacia mí 

—Señorita, me da mucho gusto verla— su rostro es mera preocupación y eso hace que el corazón se me derrita. Tomo su mano y esto hace que se sorprenda 

—Hola Olivia, gracias por seguir aquí

 —No me iría, ¿está bien?, ¿quiere té?— sonrío 

—Un licuado de plátano con fresa por favor— su sonrisa abarca todo el rostro y se pone de pie rápidamente corriendo hacia la cocina. Kelly me mira sonriendo y sé lo que piensa. 

Me he recostado en la cama al f

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