El molesto sonido de la alarma me despierta. Me siento ansiosa de nuevo. Doy un salto de la cama y voy a enjuagarme la cara y ponerme ropa deportiva.
Son las 6 de la mañana, he dormido apenas 3 horas o menos y ya me es necesario ir a correr como todas las mañanas. Tomo mi reproductor y salgo a calentar.
El primer rayo de sol se está asomando cuando comienzo mi recorrido matutino. Trato de relajar las piernas y obligar a mi cabeza a no pensar en lo que pasó anoche. Tal como si fuera un sueño. Doblo en la primera esquina y continúo.
Ya hay gente en las calles, algunas haciendo deporte como yo y otras más abriendo locales de café.
Mi mente la ocupa el intenso beso de anoche. De verdad esto