Agarré mis zapatos y bolso y salí detrás de Domenic, yo estaba furiosa, jamás me había sentido de esta manera hasta hoy.
Le lance el bolso en la espalda a Domenic y él se detuvo de inmediato.
— ¿Si soy una peste entonces por qué me aceptaste en tu empresa? ¿O por qué me besas cada que se te da la gana? — Le grite con todas mis fuerzas.
— Eres un cobarde, al menos yo le hago frente a los problemas, pero tú solo me apartas y huyes — Le volví a gritar.
Mi voz estaba quebrada, pero quería seguir gritándole.
— ¿Tanto miedo me tienes? — Le pregunté.
Él se dió la vuelta de inmediato y me miró.
— ¿Por que tendría miedo de una niña mimada y quisquillosa como tú? — Me preguntó.
Yo tire los zapatos al suelo y me acerque a él de manera decidida.
— Tal vez te gustó y no lo quieres aceptar — Le dije.
Domenic me miró con indiferencia y después empezó a reír.
— Eres muy fantasiosa, yo jamás me fijaría en alguien como tú, no estás a mi nivel — Me dijo.
Me acerque más a él, agarré su corbata y con fuer