La forma en la que ella gemía me hacía desconectar de la realidad, del mundo, el tiempo se detenía, y no existía nada más.
Estaba a punto, sus convulsiones estaban cerca, pero no iba a darle el placer de llegar al final, iba a ser tan cruel cómo lo había sido ella. Así que me detuve, haciendo que me mirase contradicha. Sonreí, malicioso, antes de hablar, justo cuando el coche se detenía.
La agarré de la mano en cuanto salió, lucía tan excitada, que sólo quería olvidarme de la fiesta y volver al auto, para darle lo suyo. Pero tenía una reunión a la que acudir, responsabilidades.
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