Narrado por Miguel.
Había conseguido el apoyo de mi familia para volver a colocarme al mando de la oficina, ni siquiera tuve que comprar las acciones de la empresa, pues ellos me cedieron el poder por voluntad propia, dejando a mi primo con el culo al aire.
Tenía un gran poder de convicción.
Por supuesto, nadie conocía los detalles escabrosos de mi huida la primera vez, no iba a desvelar mis cartas aún.
Cata seguía intentando volver a conquistarme, y aunque reconozco que me moría por ceder, aún tenía muy presente su falta, el pasado y nuestra vida juntos. No iba a volver a dejarme engatusar por esa mujer.