Aunque ya era primavera, él seguía sintiendo frío en todo el cuerpo.
Solo cuando el sabor a hierro le llenó la boca, Nelson se dio cuenta de que se había mordido el labio hasta hacerlo sangrar.
Para llegar a este reencuentro… había buscado sin descanso durante mil amaneceres y mil noches, a lo largo de doce meses.
Recorrió toda la ciudad, cada rincón, dejando los estudios atrás sin dudarlo un segundo.
El rector, al verlo apagarse poco a poco, incapaz de soportar cómo uno de sus mejores alumnos se venía abajo, terminó por darle la información que buscaba: dónde estaba Elsa.
En cuanto la tuvo, Nelson compró el primer vuelo que encontró.
Viajó sin parar, sin dormir, sin siquiera tomar un vaso de agua.
Lo único que quería era verla. Volver a tenerla enfrente.
A esa persona que no salía de su cabeza ni un solo segundo.
Pero cuando por fin la tuvo delante, se dio de lleno contra una realidad que dolía más que cualquier golpe.
Elsa ya no era la chica dulce y paciente que solía esperarlo sin q