—Siempre quise preguntarte por tu collar—. Daphne me preguntó una vez. —¿Novio?
Respiré hondo.
—No lo creo—. Respondí, porque, en realidad, George y yo nunca dijimos realmente que estuviéramos en una relación exclusiva el uno con el otro.
—¿Qué ha pasado?
—Él... no estaba bien. Se fue a recibir un... tratamiento—. Dije que la tristeza de mi voz no se podía disfrazar.
Daphne me sonrió con tristeza.
—¿Va a volver?
Suspiré.
—Rezo todos los días para que él lo haga—.
—¿Y hasta que lo sepas con certeza, no vas a salir con nadie?
Agité la cabeza. No tenía ninguna intenci&oac