A la Deriva 33
Así en todo ese caos de temor e incertidumbre las miradas de Bonnie, su aquelarre y Mateo se encontraron.
Y casi sin aliento Mateo y Bonnie exclamaron al unísono:
¡Esa presencia es muy similar a la de…
En ese momento Sigmund apareció en el lugar pidiendo que se calmaran.
—¡tranquilos, tranquilos! Solo se trata de una tormenta—
Ante ese comentario Bonnie y Mateo se miraron incrédulos.
—será mejor que se dirijan a sus habitaciones, ya es muy tarde además— dijo Sigmund intentando calmar a todos.
–si claro, una tormenta– dijo Mateo nervioso.
Bonnie hizo señas a su tripulación de que fueran a sus habitaciones.
Theo sin entender nada aún hizo lo mismo.
—Vayan y preparen todo, yo voy a ver que onda, porque acá algo raro está pasando— les dijo Theo en voz baja a su tío y los demás.
Nerviosos todos asintieron en silencio y sin objetar nada se dirigieron a sus habitaciones.
Mateo se acercó a Bonnie y en el oído le dijo:
—tenemos que ver que está pasando, porque si és