CH - 31. Tiempo para sanar
Hoy he soñado que me quedaba dormida en el escritorio de mi antiguo puesto de trabajo. Pienso en lo raro que es mientras me cepillo los dientes.
Escucho mi celular vibrar.
Llamada entrante de Luisa.
He recordado que le he escrito anoche un párrafo enorme de lo tonta que soy al haber pasado una crisis e ir a la casa de Andrés como si fuéramos amigos de toda la vida y encima ir con semejante atuendo.
Me llevo una mano a la cara en señal de frustración, me vuelvo a sentir fatal.
Ayer luego de haber comido he venido con Andrés a casa, me he visto al espejo en medias, con una bata de baño ¿a quién se le ocurre?
Termino de lavarme los dientes para coger la llamada.
—Buen día Luisa —digo sin ánimos y con miedo de lo que puede decirme.
—Buen día Rebe, ¿cómo te sientes?
—Me siento horrible —digo para irme a acostar mientras la escucho.
—Tranquila, nadie va a juzgarte. Aunque Andrés no sepa que sucede no creo que eso afecte en algo, además ustedes se están conociendo, acaba