Ken y Jairo, fueron llevados directamente a la antigua casa de la familia Burgos, donde los hombres vestidos de negro los obligaron a arrodillarse frente a Rosalía. Con los rostros humillados, miraron a Rosalía, confundidos y consternados, y Jairo preguntó: —Tía abuela, ¿qué te sucede?
Rosalía los miró con una sonrisa fría y déspota, respondiendo: —¡¿Qué me pasa?! ¡Ahhh…! ¿Realmente no lo entienden? ¿Tienen que ver la evidencia frente a sus ojos antes de admitirlo? ¿Son ustedes dos los responsables del daño del avión? Tal vez no los he tratado tan bien, pero nunca los he maltratado. ¿Cómo pudieron ser tan crueles y mezquinos?
Ken entendió que habían sido expuestos y, que cualquier intento de defensa sería en realidad inútil. Entonces intentaron una estrategia diferente, buscando la compasión de Rosalía.
Ken dijo: —Tía abuela, lo admitimos cometimos un error. Nuestro padre y el de Jairo están en la cárcel, y estábamos desesperados en ese momento, por eso hicimos esto. ¡Por favor, da