—Es muy razonable que haya esperado a los mayores; no tengo ninguna queja al respecto. Después de todo, fue un inconveniente y ustedes tampoco pudieron controlarlo, ¿verdad? —dijo Claus con una sonrisa cortés que en realidad era irónica.
Andrés y Andrían se miraron mutuamente, sorprendidos por la “cortesía” de Claus. Era la primera vez que lo veían actuar de esa manera. ¿Acaso realmente estaba dispuesto a cambiar su actitud?
Pensando en ello, se sentaron el sofá y empezaron a disfrutar del té que les habían servido.
Claus tomó dos documentos y se los pasó a ellos, diciendo:
—Por favor, revísenlos y luego explíquenme qué ha sucedido, ¿de acuerdo?
Al ver los documentos, las expresiones de Andrés y Andrían cambiaron de inmediato. Pero, pronto recuperaron la calma y continuaron leyendo en silencio.
Un rato después, Andrían adoptó una actitud suave y dijo:
—Claus, ¿qué problemas hay con estos dos documentos? Háblenos directamente.
Claus sabía que solo querían ocultar estas irregularidades p