—¿Qué te parece si te quitas la ropa y vas a dar un baño ahora? —propuso Claus con un tono negociador, esperando que Estrella todavía fuera capaz de hacerlo ella misma.
Si él lo llegaba a hacer, estaría poniendo a prueba su resistencia…
—No, quiero dormir… —rechazó Estrella, sin ánimos de cooperar.
Bostezó y estaba a punto de acostarse en la cama. Claus se apresuró a detenerla y la colocó entre sus brazos, mientras decía:
—Cariño, primero un baño y luego a dormir, ¿de acuerdo?
—¡No! —respondió Estrella con firmeza…
—Entonces, duerma en mis brazos, ¿qué te parece? —intentó Claus de nuevo, acariciando el cabello de la chica.
—De acuerdo —aceptó Estrella, porque le gustaba la fragancia agradable de Claus y quería quedarse con él.
Después de que Estrella se calmara, Claus empezó a ayudarla a quitarse la ropa con sus ojos cerrados. Le costaba mucho hacerlo. Luego, en la oscuridad, sacó una toalla del armario y la envolvió, mientras tosía un poco para ocultar la vergüenza y decía:
—Puedes to