Al día siguiente, Claus acudió a la empresa y convocó una reunión a la que asistieron todos los ejecutivos y accionistas.
Cuando Claus entró en la sala de conferencias, Claus observó a Andrés y Andrían y notó que aún mantenían expresiones de orgullo en sus rostros. Frente a todos los presentes, sonrió fríamente y lanzó los libros de contabilidad sobre la mesa frente a Adrián, cuestionándole:
—Tío Andrían, tengo varias dudas acerca de estos libros de contabilidad. ¿Podrías explicármelo? ¿Por qué hay tantas discrepancias en los registros?
Su voz sonaba fría y amenazante.
—Quizás sean solo errores del personal financiero —respondió Andrían fingiendo no tener idea del tema para evitar asumir las responsabilidades.
—El déficit es tan grande y evidente. Creo que estas filiales no deberían continuar siendo una carga para el grupo —dijo Claus con indiferencia.
Andrían no esperaba que Claus tomara esa decisión y su rostro cambió drásticamente. Originalmente, había planeado ocultar todos estos p