Al caer la noche, en el club El Cielo, Luna apareció en el lugar donde solía pasar el rato con sus amistades. Estaba lleno de chicas ricas, vestidas de forma sexy y con clase, todas usaban marcas de alta costura.
Luna entró, pero la trataron mucho peor que antes. En el pasado, eran otros los que venían a complacerla, y ahora que la familia Sánchez estaba cada vez más decadente, ella era la que tenía que complacer a otros, si no lo hacía así, probablemente ni siquiera podría entrar.
Luna pellizcó la cadena de su bolso y se sintió avergonzada. Pero cuando pensó en la situación de la familia Sánchez y en la expresión de suficiencia de Estrella, solo pudo apretar los dientes y aguantar. En el futuro, si lograba estar con Caín, le pagaría con la misma moneda, la humillación que había sufrido.
Se dirigió a la parte central e intentó hablar con sus antiguas amigas. Pero todas esas personas que antes se llevaban bien con ella ahora se comportaban muy distantes.
Perla Lozano, una de las jóven