Por otro lado, el Segundo y el Tercer Tíos abuelos ya estaban preparando una fiesta de celebración. Creían que el Grupo Burgos ya estaba en sus manos y que cuando cayera Rosalía, caería toda la casa principal.
—Vamos, hermano, a partir de ahora disfrutaremos juntos de esta posición que está por encima de todas las demás y nunca más tendremos que vivir mirando la cara de esa vieja zorra —dijo el Segundo Tío abuelo con la cara enrojecida, bebía vaso tras vaso.
—Hermano, llegaste a ese puesto por una muy buena razón, todo el mundo conoce tus capacidades y hoy estoy aquí para felicitarte por adelantado —el Tercer Tío abuelo levantó su copa y se bebió el vino de un trago.
Había trabajado a las órdenes de su segundo hermano durante muchos años y sabía que, más tarde, cuando llegaran los beneficios no iba a olvidarse de él. A diferencia del hermano mayor que siempre reprimía sus acciones. Estaba más dispuesto a apoyar a su segundo hermano que a su hermano mayor porque los dos son muy pareci