Virginia
Mi cuerpo es un extraño dilema, me siento muy cansada pero no puedo parar de pensar en mi hijo y lo quiero conmigo ahora mismo.
—Listo —dice la mujer entregándome a mi hijo, es hermoso, es…
—Eres perfecto —digo y pronto lo llevo a mi seno para que comience a comer. Me pregunto donde estará Stefan, es extraño que no estuviese con él. Como si lo hubiese invocado él llega y sé que tiene mala cara pero al cruzar nuestros ojos su rostro se suaviza de inmediato.
—¿Estás bien? —pregunto y él camina con los ojos bien abiertos hasta donde estoy, se inclina y me besa la frente.
—Eres in