"Ele a abandonou, mas agora ela detém o poder. E a vingança é um prato que se serve frio." Maribel Varozzini acreditou nas promessas de amor de Bryan Fernandes, mas tudo não passava de uma cruel mentira. O playboy a seduziu e a descartou, deixando-a com o peso da vergonha e o desprezo de sua própria família. Porém, daquela noite de traição, algo inesperado os uniu para sempre. Determinada a virar o jogo e fazer Bryan pagar por tudo, Maribel encontra uma oportunidade perfeita ao conhecer Vincenzo Fernandes, o poderoso pai do homem que destruiu sua vida. Juntos, retornam a Istambul, e Maribel assume um papel que ninguém poderia prever: a madrasta de Bryan. Agora, ela controla o tabuleiro. Mas até onde vai sua sede de vingança? E será que, ao tentar destruir Bryan, Maribel pode acabar destruindo a si mesma? "Entre ódio, desejo e reviravoltas, o jogo de poder entre eles será tão perigoso quanto irresistível."
Ler maisArmand llega como cada día al departamento de su novia, Damiana. Los dos estudian en la Universidad estatal de Los Ángeles, Damiana se está especializando en comunicaciones y Armand en ingeniería, siguiendo con la tradición de su familia.
Mientras espera que las puertas del ascensor se abran, abraza a aquella bolsa que va caliente en donde un pocillo con sopa de pollo reposa, afuera el invierno se está haciendo sentir y eso lo reconforta de alguna manera.
Su novia no se ha sentido bien los últimos días y con aquella sopa pretende hacerla sentir mejor. Pero no es lo único que le lleva, se mete la mano al bolsillo de la chaqueta y aprieta aquel envase, con un cúmulo de sentimientos que lo embargan.
Cuando ingresa al departamento, todo se mantiene en silencio, se va directamente a la habitación de su novia para saber cómo está, allí se la encuentra descansando en la cama, deja a la bolsa en una de las cómodas, se acerca con cuidado a ella, se mete en la cama para abrazarla y darle algo de calor.
Ella abre los ojos con una sonrisa y lo mira a aquellos ojos que tanto les encantan, claros como la miel y con la misma dulzura de ese vital alimento.
—¿Cómo te has sentido hoy mi amor? —le acaricia el cabello con ternura y ella solo se acurruca más en el pecho de su novio.
—Sigo igual, los síntomas no se me han pasado y lo peor de todo es que siento que si vomito una vez más voy a desaparecer.
—Te traje sopa de pollo para que eso no ocurra, Phillipe la preparó especialmente para ti.
—Si Phillipe la hizo, entonces debe estar deliciosa —Armand deja un suave beso en su frente y se pone de pie para alcanzarle la comida, pero antes de entregarle el contenedor, de su bolsillo saca una pequeña bolsita y se la entrega—. También te traje esto.
—¿Qué es? —ella abre la Bolsa, algo emocionada pensando que es un regalo, pero en cuanto ve la prueba casera, abre los ojos y mira a Armand muy asustada—. ¿Insistes en que puedo estar embarazada?
—Llevas casi una semana en estas condiciones y es algo que no podemos descartar. A pesar de que hemos tomado las medidas necesarias para que no ocurra…
—¡No, no la haré! —dice lanzando la prueba en la cama—. Entiende, yo no puedo estar embarazada. Si eso fuera así, ¡imagínate lo que provocaría! Mis padres harían que me regresase a San Francisco de inmediato, no podría terminar mi carrera y sabes cuánto deseo hacerlo.
—Entiendo todo lo que pueda pasar —le dice él acercándose, entregándole la prueba y tomándole las manos para darle seguridad—. Pero no podemos seguir con esta angustia, en verdad me tiene muy preocupado de que ni siquiera los doctores sepan lo que tienes, y como no has querido hacerte exámenes, no podemos asegurar nada, solo hazte la prueba y después de eso veremos qué es lo que podemos hacer.
—Armand, ni tú ni yo estamos preparados para esto —le quita sus manos y lo mira muy molesta—. Desde ya te digo si esta bendita prueba sale positiva, ni sueñes con que yo voy a dar a luz.
Damiana se pone de pie por completo molesta, con la prueba entre sus manos y se mete al baño. Armand se sienta en la orilla de la cama pasando sus manos por el cabello, no deja de pensar en las palabras de Damiana, acerca de no ser madre. Le da terror que quisiera abortar, aunque este no sea el momento, él se ve formando una familia con ella y los hijos son parte de eso.
Prefiere pensar en que debe de estar molesta por alguna otra cosa o, si está embarazada, pueden ser las hormonas las que la tienen así de sensible.
Pasan algunos minutos hasta que escucha el clic de la puerta. Levanta la vista, la ve salir con la prueba en la mano y llorando completamente desconsolada.
—¿Es positiva? —le pregunta nervioso, Damiana solo asiente y él se acerca a ella para abrazarla—. Shhh, tranquila, todo estará bien, sabes que yo estoy contigo. No voy a dejarte sola en todo esto, te prometo que serás una madre fabulosa y yo estaré a tu lado en todo momento.
—Tengo miedo, Armand… Mi padre me lo advirtió, me dijo que si yo me embarazaba iba a retirarme todo el apoyo económico y no quiero terminar como mi madre, como una mujer sola y fracasada.
—No será así, mi amor, yo estaré contigo y haremos esto juntos. Quizás podamos ver la opción de un crédito universitario para que puedas continuar con tus estudios, Para cuando el bebé llegue yo ya estaría terminando mi carrera y después de eso perfectamente podría tornar mente, trabajar y cuidarlo.
—No lo sé, no estoy segura.
—Mira, hagamos algo. Primero tómate esta rica sopa que te traje y después de que estés con el estómago lleno y un poco más relajada, pensaremos que podemos hacer. Solo te pido que no te cierres a la posibilidad de que nuestro hijo pueda nacer.
Damiana asiente para dejarlo tranquilo, pero en realidad en su mente ve una y otra vez la posibilidad de interrumpir el embarazo.
Pero esa idea no es porque no quiera tenerlo, sino que en realidad es por miedo a lo que sus padres puedan decirle y que pierda la oportunidad de cumplir todos aquellos sueños por los que quiso irse a Los Ángeles en primer lugar.
No puede evitar recordar cuando conoció a Armand hace dos años. Es un chico que sobresale en cualquier lugar, no solo por su físico, sino también por su inteligencia, pero a la vez por su sencillez.
Aunque sus padres esperaban que ella encontrase un hombre que le diera una buena vida, libre de preocupaciones y que asegurase el que no tuviese que sacrificarse tanto, ella se había ido a enamorar de un chico que heredará una empresa en ruinas.
Sin embargo, todo eso ahora le parece por completo sin importancia. Una vez más, Armand le está mostrando lo bueno que es, pudo haber salido corriendo, pudo haberle dicho que sí, que se deshiciera de ese hijo porque él tampoco podía hacerse cargo, sin embargo, ya está buscando la opción para apoyarla y hacerla sentir mejor.
Afortunadamente, después que se termina la sopa Armand no toca más el tema, solo la abraza, la lleva a la cama y se quedan allí hasta quedarse dormido juntos. Ya al día siguiente podrán ver qué opciones son las que tienen para salir de aquel problema que se les vendría.
༺ Maribel Varrozzinni ༻Seis anos se passaram desde que minha vida mudou para sempre. Finalmente, havia terminado a faculdade de medicina e estava prestes a concluir minha residência médica. Era um sonho que persegui há tanto tempo, e agora, com meu filho de sete anos ao meu lado, sentia que tudo valia a pena.A gravidez de Mary, que já estou com cinco meses, era a cereja do bolo em nossa família. A expectativa por sua chegada era palpável, e todos na família a aguardavam com carinho. Meu coração se enchia de amor toda vez que olhava para Bryan e via como ele estava ansioso para ser pai novamente. Nossa vida juntos seguia feliz, e as lembranças da lua de mel ainda aqueciam meu coração, mesmo que agora estivéssemos imersos nas responsabilidades do dia a dia.Minha amiga Pérola também havia encontrado sua felicidade. Casou-se com Vincenzo três anos atrás, o que pegou a todos de surpresa. Nunca soube que eles tinham uma conexão tão forte, mas ver a alegria dela ao lado dele era gratifica
༺ Maribel Varrozzinni ༻Depois de todo o prazer que compartilhamos, levantamos e decidimos tomar o café da manhã juntos. A mesa do hotel estava repleta de frutas frescas, pães e sucos. Sinto uma leveza dentro de mim, como se os momentos turbulentos dos últimos dias estivessem, finalmente, ficando para trás. Bryan me olhava com aquele sorriso de canto, tranquilo, e por um instante, a sensação de normalidade tomou conta de mim.Após o café, resolvemos explorar um pouco mais as Ilhas Malvinas. Coloquei uma roupa leve, o vento soprava suavemente, e o cheiro de mar estava em todo lugar. Caminhamos lado a lado pela praia, onde a areia branca contrastava com o azul cristalino do oceano. As águas eram tão limpas que podíamos ver os peixes nadando perto da superfície, e ao longe, alguns pássaros sobrevoavam as rochas. As ondas quebravam suavemente, quase como um murmúrio, convidando-nos a mergulhar nesse cenário de calmaria.— Parece um sonho, não é? — perguntei, observando o horizonte.Bryan
Continuação…༺ Bryan Fernandes ༻Aproximei-me de Maribel, beijando-a intensamente, e logo deixei meus lábios descerem para seu pescoço, sentindo o leve estremecer de seu corpo. Ela soltou um suspiro baixo, quase como se estivesse se entregando por completo. Me afastei apenas o suficiente para tirar sua camisola branca, revelando sua pele delicada, voltei a explorar com beijos. Comecei pelo seu pescoço, depois descendo lentamente até seus seios.— Ah… — ela gemeu baixinho quando mordisquei um de seus seios, estimulando seus mamilos com minha língua.Continuei descendo, minha boca traçando um caminho pela sua barriga, até chegar ao seu abdômen. Ela estava ofegante, os olhos semicerrados, enquanto minha boca explorava cada parte de seu corpo. Quando cheguei à sua intimidade, afastei sua calcinha para o lado, a expondo para mim. Sem hesitar, comecei a chupá-la, explorando com a minha língua de forma lenta e deliberada, ouvindo os gemidos cada vez mais altos que escapavam de seus lábios.—
༺ Bryan Fernandes ༻Chegamos às Ilhas Malvinas, mas não era bem o que esperava para a lua de mel. Fizemos o check-in no hotel, e enquanto Maribel tentava descansar, eu não conseguia relaxar. As últimas 24 horas foram um turbilhão. A imagem de Esther completamente fora de si, gritando e se descontrolando, ainda estava vívida na minha mente. Maribel também parecia distante, o estresse daquela noite ainda a afetando.Caminhei até a janela e abri as cortinas. O oceano se estendia à minha frente, com as ondas calmas batendo nas rochas. Era uma vista incrível, mas minha mente estava a mil. Não conseguia parar de pensar no que poderia ter acontecido se aquilo tivesse continuado. Esther não estava bem, isso era claro.Meu celular vibrou, tirando-me dos pensamentos. Olhei para a tela e vi que era uma mensagem do meu pai.“Já resolvi tudo com Esther. Ela está internada. Receberá o tratamento que precisa.”Fiquei paralisado por um momento. Internada? Não esperava por isso. Esther sempre foi a re
༺ Vincenzo Fernandes ༻Na manhã seguinte, acordei mais cedo do que de costume. O peso da decisão que tomaria ainda me mantinha acordado. Peguei o telefone e liguei para um amigo de longa data, dono de uma clínica particular. Expliquei o caso de Esther em detalhes, desde o episódio violento até o comportamento descontrolado. Ele ouviu com paciência e, sem hesitar, concordou que o caso dela era grave.— Ela precisa de internação, Vincenzo — ele disse. — O comportamento dela sugere um desequilíbrio emocional sério. Talvez algo relacionado a traumas ou até algo mais profundo.Percebi que ele estava certo. Combinamos que ele viria às nove da manhã, trazendo enfermeiros para aplicar o sedativo necessário e levá-la à clínica. Não seria fácil, mas não havia outra saída.Ainda pensativo, senti Pérola se mexer ao meu lado, acordando. Ela se virou, me abraçando, com um sorriso suave no rosto. Vestia uma das minhas camisas moletom, que parecia um vestido nela.— Bom dia… — ela murmurou, com a voz
༺ Vincenzo Fernandes ༻Estava ao lado de Pérola, conversando com um amigo da família sobre negócios, quando notei Maribel passar rapidamente em direção ao banheiro. Logo em seguida, vi Esther, com aquele olhar que eu conhecia bem, o olhar de quem estava prestes a causar problemas. Pedi licença ao convidado e decidir ir ver o que essa garota aprontará.— Preciso ir até lá — murmurei, já me afastando.— O que aconteceu? — perguntou Pérola, preocupada.— Vi Esther seguir Maribel para o banheiro. Isso só pode dar em briga. Você conhece bem a minha filha.Os olhos de Pérola se arregalaram, e ela assentiu rapidamente.— É melhor irmos antes que algo aconteça.Concordei, o coração acelerado enquanto caminhamos. Não havia como saber o que Esther era capaz de fazer quando estava dominada por sua inveja e raiva. Ao abrir a porta do banheiro, me deparei com a cena que nunca queria ter visto: Maribel estava encurralada, com os olhos arregalados de medo, e Esther estava com uma arma apontada para
Último capítulo