Una semana de suplicio, ese tipo vino a hacerme la vida imposible y a crearme problemas nada más, ha visitado todos los días a Emily ya sea a la hora del almuerzo o de la salida.
No pierde oportunidad para dejarse abrazar por mi chica y ya no quiero más úlceras a mi haber.
-Señorita McDermott – la llamo cuando salgo por un café y la veo conversando con Mary -. Puede venir por favor.
-S-sí, voy ahora – me responde confundida y deja a Mary -.
Entro y me siento en el sofá, al entrar ella le pido que cierre la puerta y se sienta frente a mí.
-Luca, ¿qué pasa?
-Señorita McDermott, tenemos que revisar las agendas.
-¿La-las agendas? – me dice con la cara pálida y sus ojos muy abiertos -.
-Sí – le digo, apartando la mirada de ella -, tengo algunos compromisos esta semana, corporativos y personales, necesito q