Capítulo 118

Bajamos las escaleras dando tumbos en vez de pisar como personas normales porque estamos más dormidos que despiertos. Aria nos llamó hace media hora para desayunar mientras abrimos los regalos. Al llegar a la sala nos encontramos a todos sentados alrededor de una mesa pequeña repleta de cosas dulces y tazas humeantes con delicioso aroma.

Por algunos minutos saludamos a todos, pero no preguntamos ni ellos nos dicen qué fue de Ansel y su familia. Confío en que eso se resolvió de la mejor manera. Reconciliarse con uno mismo es más complicado que buscar la paz con otra persona.

Cuando nos sentamos en la alfombra Darlene deja una bandeja de galletas recién horneadas al lado de dos tazas de chocolate, puestas en una gran bandeja de cristal. 

—Muy bien, hora de abrir regalos—. Emerson extrae una caja mediana de entre el montón que hay debajo del árbol de navidad y se la entrega a Ari

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