¿Faltaba uno?Silvia miró con gravedad la caja fuerte. Anoche cuando se fue, estaba bien cerrada, y la única llave la tenía ella.— ¿Qué hacemos ahora, profesora? —el estudiante estaba a punto de llorar.Después del discurso del director seguiría el turno de los jueces. Silvia tomó una decisión rápida:— Hagamos esto: no usaremos ninguno de estos exámenes.— ¡¿No los usaremos?! Pero todos los exámenes ya fueron entregados a los jueces. ¿Y de dónde vamos a sacar un nuevo conjunto de preguntas?Silvia sacó una memoria USB.— En esta USB hay un conjunto completamente nuevo de preguntas. Originalmente lo había descartado porque el nivel de dificultad era algo elevado, pero ahora quiero que tú y dos personas de confianza vayan a imprimir quinientas copias y las traigan inmediatamente.Todos los participantes ya estaban presentes y habían entregado sus teléfonos, así que podrían distribuir los nuevos exámenes directamente sin riesgo de filtración.— ¡Entendido!Los estudiantes del departamen
Fabiola, el profesor Cisneros y los demás jueces se sorprendieron al recibir los nuevos exámenes, diferentes a los que habían visto esa misma mañana.Todos los participantes tenían solo diez minutos para responder, y lo más impactante fue que solo cuarenta personas lograron clasificar.Vivian lo consiguió, Leticia fue eliminada.Leticia, furiosa, sacó de su mochila aquella hoja arrugada con las preguntas. Ana intentó consolarla:— No pasa nada, Leticia, es solo una competencia.— ¡Lárgate! ¡Aléjate de mí! —Leticia, como enloquecida, rompió el papel en pedazos y lo arrojó al suelo.Ana se alejó molesta, murmurando:— ¿Por qué te enfadas conmigo? No pudiste hacer trampa y ahora me echas la culpa...La segunda ronda transcurrió sin problemas. Cada vez que se proyectaba un video, todos los grupos comenzaban a escribir en sus papeles. En todo el auditorio solo se escuchaba el suave roce de los lápices sobre el papel.Al finalizar la segunda ronda, durante el descanso mientras esperaban los
Justo cuando Vivian subía al escenario, Leticia apareció repentinamente, señalando a Silvia y gritando:— ¡Quiero denunciar algo! ¡Silvia ayudó a Vivian a hacer trampa! ¡Esto es injusto!Sus palabras resonaron por todo el auditorio, que quedó sumido en un silencio absoluto.Daniel le dirigió una mirada severa a Leticia, mientras Silvia respondió con voz fría:— ¡Leticia! ¡Necesitas pruebas para hacer esas acusaciones!— ¡Tengo pruebas! —gritó Leticia descontrolada.El director y el profesor Cisneros intercambiaron miradas, mientras Fabiola observaba la escena con frialdad.— ¡El examen original debía ser otro! Pero media hora antes de la competencia, Silvia lo cambió repentinamente por otro conjunto de preguntas. ¡Eso fue claramente intencional! ¡Y encontré esto en la mochila de Vivian! ¡El examen anterior que fue reemplazado! —Leticia tomó la mochila de Vivian y sacó una hoja de examen.El director miró a Silvia:— Profesora Somoza, ¿qué está pasando?Él sabía que inicialmente había u
La mirada de Silvia se volvió más penetrante mientras observaba fijamente a Leticia:— ¿Quién te lo dijo?Leticia evitaba su mirada pero insistió obstinadamente:— No importa quién me lo dijo. El punto es que este es el examen de la competencia, no lo niegues. Si no, podemos hacer que el departamento de actividades lo verifique para ver quién está mintiendo. ¡Tú ayudaste a Vivian a hacer trampa solo porque son amigas!Una vez más, la indignación se encendió entre los presentes. Si lo que Leticia decía era cierto, Silvia estaba desafiando a todos. El prestigio que la Facultad de Psicología había mantenido durante años se debía precisamente a esta competencia anual de conocimientos psicológicos.¿Y ahora alguien había hecho trampa en un concurso académico?Silvia sonrió con calma y levantó la mano para captar la atención de todos:— Por favor, escúchenme. Leticia tiene razón, este efectivamente es el primer conjunto de preguntas, el que estaba destinado a la competencia de hoy.Leticia s
Silvia, con rostro impasible, hizo un gesto y la pantalla se iluminó. En la oscura oficina, la cámara de visión nocturna mostraba imágenes con un tono verdoso, pero aún se podía distinguir claramente lo que ocurría.Después de unos quince segundos, la puerta de la sala de consultas se abrió repentinamente y dos personas entraron sigilosamente. Una de ellas era Leticia.— ¡Apágalo! ¡Apágalo! —gritó Leticia. Al principio no lo creía, pero al ver el video comprendió que todo había sido una trampa, una trampa que Silvia le había preparado.El video se detuvo justo en un primer plano de su rostro.— Leticia, esto significa que fuiste tú quien robó el examen, y hoy en la competencia tuviste la osadía de acusar a otros —el rostro del director pasaba del pálido al enrojecido.Frente a tantos periodistas, ¿no estaba esto manchando directamente la reputación de la universidad?¡Una estudiante de la Universidad Santa Mónica robando las preguntas de un examen la noche anterior a la competencia! Cu
— ¡No se puede! —Leticia se levantó como si hubiera recuperado sus fuerzas y gritó como una loca—. ¡Director! ¡No puede llamar a la policía! ¡Si llama a la policía, mi vida estará arruinada! ¡No puede hacerlo! ¡Soy de los Ferrero! ¡Mi hermano está en la junta directiva! ¡¿Cómo puede ignorar a la junta directiva?!Sus ojos estaban llenos de lágrimas. ¡Absolutamente no podían llamar a la policía!Ella era la señorita Leticia de los Ferrero, el centro de todas las miradas. Si la arrestaban, sería rechazada por todas las jóvenes de la alta sociedad de Alucia y se convertiría en objeto de desprecio.El director dudó, después de todo, los Ferrero formaban parte de la junta directiva.Daniel, con un tono glacial, intervino:— Director, no se preocupe. La junta directiva también sabe distinguir lo correcto de lo incorrecto. Además, este asunto involucra a Vivian, y los Caballero no vamos a dejarlo pasar. Siga el consejo de la profesora Somoza.— ¡Señor Caballero! ¡Ayúdeme! ¡Juro que nunca volv
En la enfermería, Silvia tenía grandes quemaduras en las piernas, con la piel roja, hinchada y ampollada. También había marcas de quemaduras en sus brazos.Vivian quería acompañarla, pero Daniel no se lo permitió y mandó que la llevaran a casa.Mientras el médico trataba las heridas de Silvia, ella contuvo la respiración. El dolor era intenso.No era solo dolor, sino una sensación ardiente, como si innumerables insectos recorrieran sus piernas y brazos, mordisqueando su piel.En medio de ese dolor agudo, sentía también un picor penetrante. Intentó rascarse, pero apenas rozar la piel le causaba un dolor insoportable.— No la toques —Daniel le sujetó la muñeca para evitar que se moviera.El médico trajo unas bolsas de hielo y se las entregó a Daniel, indicándole que las colocara directamente sobre las áreas quemadas durante al menos diez minutos.Daniel tomó las bolsas y de repente recordó algo, deteniendo al médico:— Disculpe, ¿ella puede usar hielo en su... ya sabe?El médico comprend
— Mantengamos el hielo un poco más.Justo cuando retiraban el hielo, la puerta de la enfermería se abrió.Carlos y Roberta entraron, seguidos por Fátima y los Gómez.— ¡Zorra! ¡Devuélveme a mi hija! ¡La policía se la ha llevado! ¡Ve ahora mismo a la comisaría y haz que la liberen! —Roberta apuntaba a Silvia mientras la insultaba.Carlos mantenía algo de cordura. Parecía impactado al ver las heridas de Silvia, pero su expresión cambió al notar la presencia de Daniel.— Silvia, me disculpo en nombre de mi hermana, pero lo que has hecho es excesivo. No importa lo que haya pasado, no deberías haber llamado a la policía. Pero entiendo que actuaste por impulso. ¿Podrías hacer que la liberen? Me encargaré de cualquier compensación después.— ¿Carlos, yo me excedí? Mira lo que tu madre y tu hermana han hecho —Silvia tomó su teléfono, buscó las publicaciones anteriores y se lo lanzó a Carlos.Roberta se sintió culpable por un momento, pero la preocupación por su hija detenida superaba todo. Ade