Cuentos cortos & novelas

Explore una colección diversa de historias cortas cautivadoras que abarcan múltiples géneros. Perfecto para lectores que buscan un escape literario rápido y narrativas atractivas.
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El engaño bajo el agua - Todos novela & todos
Miranda Vega
Mi marido padecía cáncer de hígado en etapa terminal. Temiendo ser una carga pesada para mí, se arrojó desesperado al río. Aunque no sabía nadar, me lancé al agua sin dudar para salvarlo. Mientras le tendía mi mano, intenté darle fuerzas para vivir, contándole que había ganado la lotería. Él fingió luchar por su vida, pero en cambio, me hundió bajo el agua hasta ahogarme. Apenas después de mi muerte, usó el dinero que yo había ganado, y se mudó con su amor del pasado a vivir en otro país. Todo había sido su plan maestro. Él fingió su enfermedad e intento de suicidio para librarse de mí y para estar con su antiguo amor. Cuando abrí los ojos de nuevo, regresé al día en que saltó al río. "¿Tanto deseas morir? ¡Pues no te preocupes, esta vez te ayudaré!", juré para mis adentros.
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Casada con el capo que me destruyó - Todos novela & todos
Catalina Wade
En la víspera de mi boda, dos hombres me agredieron con saña. En un desenfrenado impulso por defenderme, acabé matando a uno y dejando malherido al otro. Alejandro Moreno, mi prometido de entonces, quien debía protegerme, me abandonó a mi suerte durante el juicio. Fui condenada a dos años de prisión. Cuando, por fin, recuperé mi libertad, descubrí que mi exprometido ya se había casado con Isabella Nieves, mi mejor amiga. Ella no solo se quedó con mi hombre, sino que también ocupó el puesto que me correspondía como médica. Sin un lugar adónde ir y en el momento más oscuro de mi vida, Érico Garrido apareció en mi puerta. Como el capo mafioso más poderoso de Novalandia, usó toda su influencia para silenciar a cualquiera que se atreviera a hablar de mi pasado. Luego, me pidió matrimonio. Me confesó que siempre había sentido algo por mí. Yo, ingenua, creí haber encontrado a mi caballero de brillante armadura, a mi verdadero y único amor. Los primeros cuatro años de nuestro matrimonio me parecieron perfectos o eso creí. Hasta que, por casualidad, escuché una conversación entre Érico y su hombre de confianza, Adán Soto. —Jefe, qué astuto fuiste al ordenar que esos desgraciados acosaran a Eliana Mendoza. Si no fuera por eso, la señorita Isabella jamás habría tenido la oportunidad de casarse con Alejandro —dijo Adán. La voz burlona de Érico le respondió: —Solo quería asustarla un poco. Jamás imaginé que llegaría a matar a uno… y que terminaría en la cárcel. —Pero la señorita Isabella ya está casada —preguntó Adán, confundido—. ¿Por qué sigues manteniendo a esa puta ahora que salió de prisión? Érico hizo una pausa antes de responder: —Porque quiero asegurarme de que no vuelva con Alejandro… Y que no le cause problemas a Isabella. La risa que siguió me desgarró el corazón en mil pedazos. Todos esos bellos recuerdos de Érico rescatándome de la humillación eran una farsa. Él había sido el autor de mi desgracia, todo para que Isabella pudiera tener su
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El Hombre que Me Persigue - Todos novela & todos
Pluma Secreta
A propósito, me masturbaba mirando el osito de peluche en la cama. Sabía que había un hombre detrás de esos ojos inanimados. Se había colado en mi casa, se había acostado en mi cama —donde yo misma había dormido—, y había dejado sus marcas en mi ropa usada. Me observó temblar, acurrucada en la esquina, después de que lo descubrí. Él no lo sabe… pero lo había estado esperando por mucho, mucho tiempo.
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El Frágil Hilo del Amor - Todos novela & todos
Karen León
La exnovia de mi ahora novio, Santiago, Isabella publicó un video en sus redes sociales. En el video, se les veía como mi novio y ella estaban jugando a pasarse una carta de poker con los labios. La carta cayó, y sus labios se rosaron, comenzando un beso apasionado a lo que se apartó la grabación de la escena. El pie de foto decía: —¡Sigues igual de torpe! Yo estaba mirando semejante canallada desde el hospital, estaba pasando mucho dolor por que al parecer había tenido un aborto espontaneo. Sin decir nada, le di me gusta y comenté: —Felicidades a ambos. Al instante, Santiago me llamó y empezó a gritarme por celular. — ¿No me digas que vas a comenzar con tus escándalos de mierda? ¡Solo nos estábamos distrayendo un poco con Isabela! ¿Ya que video te vas a poner a inventar? Sabía que, después de doce años de relación, todo lo que había compartido con él era solo una ilusión. Yo no iba a soportar que alguien me engañara, no más. Era pues entonces hora de agarrar mis chiros y marcharme.
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Acusada por mi propia estudiante de ser la amante - Todos novela & todos
Berry
En la clase pública organizada conjuntamente por las preparatorias clave de la ciudad, mi presentación de PowerPoint fue reemplazada por una titulada “Confesión de la amante”. —Primer delito: cometer un acto deliberado y no ser digna de ser maestra. —Segundo delito: intento de soborno sexual hacia mi padre para obtener un puesto de mayor rango. —Tercer delito: amenazar a la esposa legítima, con la intención de destruir el matrimonio de otros quedando embarazada. Frente a los decanos de la preparatoria y los funcionarios del Departamento de Educación, la hija bastarda de mi esposo me acusó de ser la amante que se había entrometido en el matrimonio de sus padres. Con el lema “Luchar contra la amante”, me forzaron, siendo la esposa legítima, a arrodillarme y disculparme ante la amante. Señalando a la hija bastarda, le dije a mi esposo, que había llegado rápidamente: —Explícalo, porque ni siquiera sabía que tenías una hija. Sin decir una palabra, él le dio una cachetada a la hija bastarda. —¿De dónde salió esta bastarda? ¡Eres una sinvergüenza!
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Abandonada Por Mi Alfa Y Nuestros Gemelos - Todos novela & todos
Ava
Cuando me vi rodeada por la manada de forasteros lejos de nuestro territorio, intenté contactar a mi pareja, Ricardo, mediante el enlace mental, suplicando ayuda. Sin embargo, él me rechazó quince veces, hasta que finalmente bloqueó el enlace por completo. Al final, me desplomé agotada y perdí el conocimiento, mientras mi loba aullaba desesperada. Cuando desperté en la enfermería, Santiago, el Comandante de la Manada de Hombres Lobo, estaba sentado en silencio a mi lado. Él fue quien recibió mi desesperada llamada mental. Dirigió a sus guerreros, aplastó a los forasteros y me salvó de las garras de la muerte. Al mirar sus ojos preocupados, ya no dudé más, respiré hondo y, con una determinación inquebrantable, dije: —Santiago, he tomado mi decisión. Me iré al Territorio del Norte para entrenar, partiré en dos días. Diez minutos después, Ricardo irrumpió en la habitación con Esperanza, su supuesta hermana adoptiva, y nuestros gemelos detrás. Pateó la puerta y me señaló, gritando con furia helada. —¿Montaste todo este espectáculo solo para opacar a Esperanza? ¿Te das cuenta de cuánta fuerza de los guerreros desperdiciaste, solo para alimentar tu vanidad? ¡No mereces ser una Luna! Mi hijo mayor, Cristóbal, me lanzó una mirada penetrante y se burló. —¿Dónde está la herida, mamá? Te ves perfectamente bien. ¿Fingiste todo esto solo para llamar la atención? Mi hijo menor, Diego, me miró con ojos llenos de decepción. Negó lentamente con la cabeza y susurró. —Mamá, ¿nos mentiste otra vez... solo porque queremos más a Esperanza? Esperanza se aferró a la mano de Ricardo. —Lo siento, Carmen... no volveré a celebrar mi cumpleaños. Por favor... deja de causarle problemas a Ricardo y a los gemelos. Apreté los puños e impedí que Santiago se levantara para defenderme. Los vi marcharse a a los cuatro, sin mirar atrás. Entonces, me volví hacia Santiago y, con gélida claridad, dije: —Esta vez, no tengo dudas ni arrepentimientos. Me iré contigo al Territo.
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Un error irreparable - Todos novela & todos
Miomio
Cuando mi suegra sufrió un ataque al corazón, su hijo, el especialista en cardiología, estaba ocupadísimo cocinando para el tonto gato de su ex novia. ¿Aún sentirá algo por ella? Lo llamé varias veces a su celular para pedirle que me ayudara a socorrer a su madre, pero su dichosa respuesta fue: —Estoy ocupado trabajando. Y, sin más me colgó la llamada. Mi suegra murió en la mesa de operaciones, mientras él llevaba a su primer amor a un dichoso concierto. Al día siguiente, volvió a casa y me vio sosteniendo la urna que contenía las cenizas de su madre. Furioso, me lanzó de manera agresiva las bolsas de regalo que traía en las manos. —¡Valeria incluso le compró a mi mamá prenda! Pero solo sabes hacer farsa con su ayuda. Renegué con decepción —Ya no está tu madre… ¿De qué sirve comprar la ropa?
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Las luces que no me alcanzan - Todos novela & todos
Sabor Amargo
Lucas había muerto. Unos días antes del funeral, Mariana ordenaba sus cosas cuando encontró un álbum grueso. En la portada, escrito con letras firmes, se leía: Amor eterno. Lo abrió... y allí no estaba ella, la esposa legítima. Era Helena, la joven que Lucas había acogido años atrás. Pero lo peor no era eso: toda la herencia de Lucas también quedaba a nombre de ella. Mariana murió con el corazón envenenado por el rencor. Y, sin entender cómo, al cerrar los ojos los volvió a abrir... en el pasado. Exactamente en la víspera de su boda con Lucas. Esta vez no pensaba entregarle la vida entera. Decidió vivir para sí misma, perseguir sus propios sueños y marcharse lejos. Lo que nunca imaginó fue que, al verla marcharse, Lucas perdería la cabeza y la buscaría con desesperación por todas partes.
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Tras mi renacimiento, nunca más nos veremos - Todos novela & todos
Laura
Después de renacer, decidí no volver a enredarme con mi compañero predestinado, Fernando Torres, con quien crecí. Él organizó a todos los terapeutas de su clan para ir a una fiesta en Hawái, y yo simplemente me fui volando a Santiago. Dijo que cuando olía mi aroma, él y sus lobos querían vomitar. Me mudé de inmediato y gasté quinientos dólares en contratar a alguien para hacer una limpieza completa. Después de que él dijera que no volviera a aparecer en su manada, renuncié de manera voluntaria a mi puesto como terapeuta privada del Alfa y me fui a la Ciudad Central a trabajar medio tiempo para mantenerme por mi cuenta. Al final, dijo que mi presencia haría que su querida hermanastra pensara que él sentía algo por mí. Asentí y me di la vuelta, aceptando la propuesta de contrato de Alfa en la ciudad central. De paso, recibí el regalo de compromiso y me mudé a una villa valorada en dieciocho millones de dólares. Cambié todo el amor sumiso y silencioso de mi vida pasada por transacciones racionales y claras. Después de todo, en mi vida anterior había entregado toda mi fortuna y mi vida por un compañero que solo me dio traición. Su hermanastra fue envenenada, y él me acusó de asesinarla, condenándome a la pena máxima de la manada. Esta vez, voy a vivir bien. Hasta que, mientras caminaba tomada de la mano de mi Alfa hacia el Festival de la Luna Llena, él de repente se interpuso frente a mí, con los ojos llenos de venas rojas. —Valeria Ortega —dijo—, quédate conmigo, y te perdonaré por tu impulso de un momento. —¿Puedes pagar la villa que mi Alfa compró para mí? —pregunté, esbozando una sonrisa.
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De su chica a la princesa de la mafia - Todos novela & todos
Zoé
En el Upper East Side de Nueva York vivían dos herederos: uno, un fanático de la velocidad que se adueñaba de las pistas de carreras; el otro, un genio de las finanzas que movía capitales a su antojo. Venían de familias igual de poderosas y, aunque sus personalidades eran opuestas, crecieron juntos y cada uno veía en el otro a su único amigo incondicional. Se habían peleado por mujeres, habían discutido a gritos por apuestas en las carreras... y aun así, a los quince años coincidieron por primera y única vez en algo: llevar colgado un pin de cobre sencillo, con una "M" grabada de forma apenas visible en la parte trasera. Era una pieza que Mía había hecho casi sin pensar, en una clase de manualidades, sin que nadie en el salón supiera quién era en realidad. Ellos, en cambio, llevaron ese pin durante diez años. Ni en un podio de Fórmula 1, ni cerrando una inversión millonaria en la Bolsa... jamás se lo quitaron. Hasta que apareció Elena. La hija consentida de un nuevo magnate, que les cosió a mano un parche de tela con hilo dorado. Simple, como esos que en un tianguis o feria venden tres por un dólar. Pero, sin decir una palabra, ambos se quitaron el pin de cobre y se pusieron el parche nuevo. Mía no comentó nada. Solo guardó en silencio una vieja fotografía de ellos que había recortado de un periódico. Esa noche, llamó a su padre en Sicilia. Su voz sonó tranquila, firme: —Papá... acepto la alianza matrimonial.
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