Emily Williams es una talentosa diseñadora de modas, muy famosa en Francia y en el exterior, de una hermosa y sobresaliente apariencia, tiene dinero, Incluso teniendo todo, Emily no podía llevar una vida pacífica, ni tampoco podía ser feliz, incluso no se permitía amar. Tenía tantas heridas del pasado que cerro su corazón. Ella guardaba un secreto que no le permitía volver a confiar en el mundo. Pero, ¿cuál era su secreto? ¿Por qué tenía miedo en confiar en otros? ¿Por qué amar no se lo tiene permitido? No obstante, se ve obligada a casarse con el hijo mayor de los Spencer a instancias de su Abuelo para poder salvar la empresa de su familia, sin poder negarse. Charles Spencer es presidente de una de las constructoras más grandes de Estados Unidos, es un hombre que goza de dinero, poder y prestigio, incluso es uno de los hombres más codiciados por las mujeres. Se contaban entre los principales multimillonarios de su país. Sin embargo, es odiado por Emily Williams, una mujer que fue parte de su vida en el pasado y que ahora será su futura Esposa. ¿Por qué Emily lo odia tanto? ¿Qué llevó a Emily a guardar rencor a Charles? ¡Ahora mismo, mientras estaba de pie en el Altar con él, tenía un rostro indiferente y frío!. No fue muy diferente de ella que odiaba el matrimonio sin importar con quién fuera a casarse, pero ella tenía un objetivo. Divorciarse dentro de un Año. Pero tan pronto se casó con él, aquel hombre que siempre considero un bloque de hielo le mostró su lado más dulce y cariñoso a Emily, algo que nunca pensó ver en el. ¿Qué secreto Guarda Charles para obligar a Emily a casarse con él?
Leer másShaggath es un mundo mayormente cubierto de agua, con un vasto océano que pulula de vida, repleto de temibles monstruos marinos de todo tipo. Su único continente, Gorgonia, es una tierra húmeda y cenagosa, donde una espesa vegetación bulbosa y sin flores, cubre la mayor parte de la tierra como un follaje siniestro. Llovía con mucha regularidad y los lodosos suelos eran siempre difíciles de transitar para quien no fuera nativo.
Un espeluznante alarido rasgó la oscuridad de la noche…
Entre los páramos pantanosos bajo la luz de las trece lunas y del firmamento estrellado, una ceremonia horripilante se llevaba a cabo bajo cómplices y sórdidas tinieblas apenas rotas por una antorcha resplandeciente. La luz de esta antorcha iluminaba una frígida lápida plana, sobre la cual se encontraba encadenada una joven mujer. Figuras sombrías y monstruosas la rodeaban y comenzaron a tañer un morboso tambor.
Los gorgonianos, uno de los pueblos nativos, eran batracios bípedos, de corta estatura y rechonchos, de cara plana y con cinco ojos en la parte superior de la cabeza, de bocas grandes que exudaban viscosa baba que se derramaba por sus mandíbulas y un cuerpo que emitía un desagradable hedor. Cuatro cuernos o espinas hechas de piel emergían de sus cabezas y tenían dos brazos y dos piernas con pies y manos palmeados además de una piel verde musgo repleta de manchas negras que fungían de camuflaje contra los feroces depredadores de las ciénagas.
La joven víctima de los gorgonianos, por el contrario, era una hermosa y núbil doncella de piel tersa y blanca, y la belleza característica de su juventud. Ataviada con un vestido de seda blanca tan empapado como sus bellos y lacios cabellos negros. Como toda mujer Anaki, tenía unos ojos de color dorado con una pupila rasgada.
Emitió nuevos y estruendosos alaridos conforme la lluvia la golpeaba.
De todos los grotescos gorgonianos el más grande y más gordo se aproximó a la víctima a ser inmolada. La lápida se situaba justo al pie de un espantoso tótem de aspecto demoníaco, repugnante y amorfo similar a una mezcla entre calamar y langosta. El líder gorgoniano realizó alguna extraña entonación en adoración al ídolo blasfemo y de inmediato preparó un rústico aunque afilado cuchillo de piedra presto para descuartizar el pecho de la muchacha y extraerle sus órganos.
La joven emitió una nuevo grito desgarrador y lastimero, casi agónico, como resignada a su destino monstruoso y cerró sus ojos esperando la dolorosa muerte que le esperaba. Pero en vez de sentir el corte del arma en sus costillas sintió un repulsivo derrame de un líquido grasoso.
La joven abrió los ojos. Su rostro y pecho se encontraba salpicado de la sangre caldosa del gorgoniano cuyo cuerpo fue atravesado por un rayo láser que le hizo estallar la carótida izquierda y parte del rostro derramando sesos, sangre y bilis y haciéndolo caer de espaldas contra el ídolo macabro.
El resto de sus congéneres escaparon temerosos aunque muchos de ellos fueron abatidos por una concienzuda purga realizada mediante armas láser.
A las inmediaciones de la laja donde estaba encadenada la muchacha se aproximó un grupo de soldados de uniformes rojos, fajados con cinturones negros, con botas y capas, y físicamente idénticos a la joven en su anatomía. El más alto de todos, un sujeto fornido de edad madura, con barba, cabello largo castaño sostenido en una cola y rostro severo, destruyó los eslabones de la cadena con un arma láser plateada y la liberó.
—¡Gracias a los dioses! —expresó la muchacha llorosa y trémula y luego abrazó a su liberador. Instantes después los soldados la cubrieron con una cobija y la llevaron lejos a guarecerse y recibir atención médica.
—Sin duda los dioses te sonrieron —declaró el hombre robusto para si mismo mientras contemplaba los restos viscerales de antiguas víctimas sacrificadas por los gorgonianos que impregnaban el suelo alrededor de la piedra.
La intermitente lluvia los había empapado a todos y la pestilencia de los cadáveres de batracios repugnantes provocaba náuseas. Sin embargo, el sujeto fornido era un militar veterano y entrenado y parecía simular que la desgastante e incómoda situación no le afectaba en absoluto.
—General Larg, señor —dijo uno de sus soldados subalternos haciendo el saludo militar correspondiente (golpearse el pecho con el puño derecho)— los sensores de calor detectan la huída de la mayoría de estos animales internándose por áreas tremendamente peligrosas y por cavernas inescrutables ¿Desea que realicemos una persecución?
—No tendría sentido, sólo perderíamos hombres —dijo Larg para alivio de su subordinado— pero bombardeen la zona como represalia y destruyan las villas gorgonianas cercanas.
—Sí señor, a la orden.
Uno de los gorgonianos agonizantes que se desangraba en el suelo pronunció algunas palabras en su lengua encarando a Larg:
—M’ghui kh’rghx sha’sghtn mep’ghu´tä shag´nath kxshert’oorg z’gfx sher’ghth mowgrr shark’grt n’torh shm’amamrk ghrt’th yog’uoth nakrt äertosh kömerjyaä kharme k’rargth sh’pughui nath’akorhg verk’katheroc orghothpg’ui ma’agnathëk ehsâgg nagg’thk korthuk e’e’e mekh’oluprp o’ghuoluarp bloorp —luego expiró.
—¿Qué dijo? —preguntó el soldado a su general pues sabía que el viejo militar hablaba la lengua gorgoniana.
—¡Supersticiones de estos salvajes!
—Pero…
—Traducido rústicamente; “Maldición de sangre emponzoñada. El engendro de las tinieblas tiene cerca su advenimiento. Gritos en el olvido. La condena del horror incontenible. Un recuerdo amargo que nunca cesa. Arrogancia y vanidad. De entre pestilencia resurgirá algún día”.
El Gobernador de Shaggath estaba más que complacido con la labor de rescate de Osthar. La muchacha provenía de buena familia y era la hija de uno de los sacerdotes más influyentes de la colonia, amigo personal del Gobernador, por lo que Osthar se ganó una gran felicitación y mérito. Era un hombre austero y hubiera invertido la misma cantidad de recursos y esfuerzos de haber sido una esclava, pero le vendría bien el reconocimiento en su expediente.
Osthar Larg, curtido militar del Imperio Lothariano, héroe condecorado de muchas batallas que se destacó en la guerra por su valor y gallardía y nombrado general a sus cincuenta años que —para los estándares Anaki— era una edad muy joven para tan alto rango. Llegó a su lujosa mansión en una cápsula espacial unipersonal y descendió en el interior del pequeño aeropuerto. Dentro, su esclava Nashara, una atractiva Anaki que usaba una toga de barata tela sintética, le asistió para cambiarse de ropa, le preparó comida caliente y un baño de tina con agua tibia, así como una bata seca y cómoda.
Relajado y satisfecho llegó hasta la estancia principal ya con un mejor semblante, a beber algo del delicioso licor Ambrosia Líquida que le llevó su esclava.
—¡Maravilloso! ¡Maravilloso, mi amor! —dijo una de sus esposas (y la única que estaba en ese momento en su casa) una mujer de aspecto notoriamente aristocrático. Mucho más joven que él aunque su verdadera edad era difícil de dilucidar pues, aparte de preservarla como un secreto inescrutable, los tratamientos estéticos y quirúrgicos la mantenían siempre como una jovenzuela. Usaba sus cabellos rubios ondulados sobre el cuello y los hombros en un caro peinado hecho por un estilista androide especialmente diseñado para la tarea. Usaba un elegante vestido que dejaba al descubierto su hombre izquierdo y ambos brazos y se encontraba —quizás excesivamente— decorada con joyas y pendientes. —La noticia de tu hazaña heroica rescatando a esa pobre muchacha de la Familia Shargana ha corrido por todo el Sistema. Esto nos traerá grandes ventajas…
Osthar suspiró molesto. Sentía desprecio y desdén absolutos por la reputación, los chismes y los tejemanejes de la alta sociedad, si bien no era tan iluso como para despreocuparse de ellos totalmente y sabía conducirse dentro de ese círculo, algo fundamental para avanzar en la sociedad Anaki. Pero, en el fondo, era un hombre sencillo con un fuerte sentido del deber. Nada le aburría más que las insípidas y vacías elucubraciones sociales de su aristocrática y mimada esposa que era tan hermosa como superficial, pero no podía hacer mucho. La Familia Larg era uno de los más antiguos y respetados clanes del Imperio y estaba condenado a una vida de conspiraciones, rumores y vanidades.
—Lo importante no es que tanto impactó este suceso entre las viejas chismosas, querida Linnath —dijo a su esposa— sino que tanto este evento nos puede servir para ser reasignado a otra guarnición. Odio este maldito planeta infernal con sus habitantes deformes y su clima húmedo.
—¿A dónde quieres que te reasignen? ¡Déjame adivinar! —dijo con sorna— ¡A Sarconia!
—Aunque lo digas con sarcasmo, sí.
—No tienes por qué fingir. Se que amas más a Zammara que a mí. Ella será siempre tu primera esposa y tu gran amor. Pero no olvides esto, Osthar, tu amada Zammara podrá ser una valiente militar como tú pero es estéril y fui yo quien te dio hijos.
—Sí, sí, lo sé —dijo con tono cansado sentándose frente a la enorme pantalla holográfica que transmitía reportes noticiosos de sucesos en toda la Galaxia. Iluminado por la luz mortecina del aparato comunicador se quedó pensativo ignorando la perorata de su segunda esposa Linnath mientras recordaba a su amada Zammara, militar como él (lo cual era ya inusual en una mujer Anaki) lo que siempre fue uno de sus mayores atractivos. Una mujer fuerte, inteligente y bella con quien podía tener extensas conversaciones sobre historia militar de la que sabía casi tanto como él. Estaban separados por miles de años luz ya que ella había sido asignada al Planeta Sarconia al otro lado del Imperio.
—¿O es que acaso no amas a las dos hijas que te he dado?
—Adoro a mis niñas —reconoció Osthar— aunque desearía poder tener un heredero varón…
Y esas últimas palabras resonaron ácidamente en el corazón de Linnath.
—¿Pastillas para dormir?… ¿A qué se refiere Emily?La sala estaba impregnado de un silencio incómodo.Charles esperaba alguna explicación al respecto, quería saber acerca de aquel “Incidente”, pero tenía un mal presentimiento, era como si ya supiera a qué se refería.La tensión en el lugar puso nerviosa a Helena, por su parte Emily jugueteaba nerviosa con sus manos, mientras Charles la observaba con una expresión de preocupación.Helena entonces dice seriamente —Emily, vine específicamente para hablar sobre el incidente que ocurrió hace algunos años, sé que ya lo hablamos con anterioridad, pero como una de mis pacientes tengo la responsabilidad de saber que todo anda bien con la medicación que te di, no deseo que algo malo vuelva a ocurrir. Charles frunce el ceño, observando a Emily con temor e inquietud, la miraba fijamente a los ojos, pero ella tenía una cara que era difícil de leer.Emily deja escapar un profundo suspiro —Sí, te entiendo Helena, pero no te preocupes, no volverá a
—¿Una última pregunta Emily? ¿Aquel día por qué ese hombre vino aquí? — Charles preguntoEmily frunció el ceño y dijo —No sé cómo descubrió esta dirección, primero alguien dejo rosas en la puerta, al principio pensé que fuiste tú, pero cuando él apareció en la puerta nuevamente frente a mí… con esa horrible sonrisa suya y escupiendo palabras de amor retorcidas, al fin me percate de que fue él quién envió las rosas.—¿Él te lastimó?… por favor dime si hizo algo que te desagradara —La voz de Charles tembló.Emily negó con la cabeza —No, pero verlo nuevamente, despertó aquel recuerdo que me persiguió por mucho tiempo, cuando creí que ya lo había olvidado.Charles, mientras escuchaba atentamente todo lo que paso, lucho con los sentimientos de ira y odio, hacia Edward, no podía sentirse tranquilo después de escuchar algo así, tenía un gran nudo en su garganta, el hecho no haber estado allí para Emily lo destrozo profundamente, incluso llego a imaginarse a Emily llorar desconsoladamente, so
Por un momento la mente de Emily quedo hecho un desastre, por eso le pidió a Charles tiempo para organizar sus pensamientos, porque sentía que si hablaba con él en ese momento, sus palabras se atascarían en su garganta y explicar las cosas sería difícil.Así que cuando Emily se calmó, se levanto de la cama y se paro frente a la puerta, el silencio en el departamento le dio escalofríos y cuando estaba por abrir la puerta, escucho la voz de Charles, aunque se oía como un murmullo Emily podía escucharlo, Charles ahora estaba hablando con alguien por teléfono, pronto los labios de Emily se separaron ligeramente y abrió mucho los ojos, al saber de qué se trataba la llamada.Después de unos minutos, Emily salió de la habitación y fue a buscar a Charles a la cocina, ahora se encontraba de espaldas lavándose las manos.—Charles, ya pude organizar mis pensamientos.—Toma asiento —dijo sin mirar a Emily,Emily, tomo asiento frente a la mesa de la cocina y antes de que pudiera hablar, Charles le
Envuelta en el abrazo de Charles, Emily no puede moverse, así que le regreso el abrazo y dijo —Charles aún es muy temprano, regresa a la cama.Pero Charles no la escucho —Te ves muy cansada— Después de decir eso, Charles frunció el ceño y rozó con sus dedos, los círculos negros alrededor de los ojos de Emily, incluso la parte inferior de sus ojos se veía un poco hinchada —Porque no desayunamos primero y luego duermes un poco.Emily mira el rostro preocupado de Charles y responde positivamente para no angustiarlo más —Está bien.Charles tomo suavemente su mano ansiosa —Mientras preparo el desayuno, toma un baño.Emily asiente y responde —Es una buena idea —Una suave sonrisa se extendió por sus labios. Charles, al ver eso, de alguna manera se sentía triste, así que Emily le dio la espalda y regreso a la habitación.Charles se fue a preparar el desayuno y al terminar se fue a la sala, observo el desastre que Emily dejo la noche anterior, el jarrón roto y las rosas estaban por todas part
“Mi amor, nos veremos muy pronto, solo ten en cuenta que mi amor por ti es mucho más grande que él de Charles”, esas palabras se repetían una y otra vez en la cabeza de Emily, fue en ese instante que mira al jarrón de rosas frente a ella. Su rostro se retuerce en una mezcla de rabia y asco al reconocer la procedencia de las flores, sus dedos, que antes acariciaban suavemente los pétalos, se tensan, llena de desprecio, arroja las rosas al suelo, donde caen y se esparcen con los restos del jarrón destrozado, un recordatorio tangible de su odio y temor. El silencio en la habitación solo se rompe por el sonido apagado de las rosas impactando contra el suelo de mármol, mientras Emily, con mirada feroz, se enfrenta a las emociones que esta situación a despertado en su interior.Se toca el cuello y empieza a respirar pesadamente, en este momento se encuentra en medio de un ataque de ansiedad, su corazón late a mil por minuto y su respiración es agitada. Se siente como si estuviera asfixiándo
—¿Qué pasa Emily?... ¿No estás feliz de verme? —El hombre sonrió arrogantemente con una expresión de superioridad en su rostro. Sus ojos se clavaron directamente en Emily, observando cada parte de su cuerpo, se centró perfectamente en ella.—Mi pobre Emily se lastimó al caer, déjame ayudarte, supongo que verme te puso muy feliz —El hombre extendió la mano hacia Emily, pero ella no lo tomo.Emily, por su parte, tenía un rostro pálido y su cuerpo estaba tensado, como si estuviera tratando de parecer lo más fuerte posible en su presencia. Sus ojos se movían rápidamente, como si estuviera buscando una salida o una manera de escapar de la situación, pero su cuerpo no reaccionaba.El hombre parecía disfrutar del poder que tenía sobre Emily, con una mirada arrogante y distante, y aunque ella parecía temerlo, el hombre no parecía preocupado por eso en absoluto.Pronto sus ojos se enfocaron en las flores delicadamente colocadas en el jarrón, encima de la mesita de estar —Te gustaron las flores
Último capítulo