José Luis Salvatierra, es un importante hacendado, dueño de “El Paraíso” una de las haciendas más prospera de la región llanera. Un hombre de treinta años, casado con Marcia quien creyó era la mujer de su vida, hasta que la descubre revolcándose en la cama con su mejor amigo. Su mundo se desmorona ante sus ojos. Incapaz de soportar su traición la echa sin contemplaciones de “El Paraíso” esperando no verla nunca más. En una noche oscura y lluviosa Marcia sufre un terrible accidente, al despertar no es capaz de recordar quién es y mucho menos su pasado. José Luis se ve obligado moralmente a cargar con la esposa traidora debido a las circunstancias, sin embargo, juró vengarse y convertir su vida en un infierno, pues todo el amor sentido por ella se convirtió ahora en un profundo odio. Marcia Salvatierra, no recuerda su pasado, pero algo en su corazón, le grita que no es esa mujer a quien su marido acusa de traidora. No cuando las imágenes que le persiguen por las noches, le muestran una vida totalmente distinta. ¿Podrá Marcia recordar quién es en realidad? ¿Podrá el amor sobrevivir, en el infierno que se vive en el paraíso? Obra registrada en Safe Creative en fecha 15/09/2021 bajo el número. 2109159253881. Todos los derechos reservados. Esta novela es producto de mi imaginación, por lo cual es ficción, los conflictos de los protagonistas o su forma de resolverlos no implica que yo como persona avale sus métodos de solución de conflictos. Estoy en contra de cualquier violencia psicológica, física, cibernética. Si no puede soportar situaciones de discusiones o escenas de este tipo. Entonces le sugiero buscar otra historia y no continuar con esta.
Leer másEl inicio de la competencia de toros coleados era inminente, en el marco de la celebración de las fiestas de Elorza, famosas no solo en Apure, sino en toda Venezuela, hechas en honor a San José. La algarabía de la gente llenaba el lugar, todos ansiosos, gritaban aplaudiendo y ovacionando a los coleadores, había participantes no solo de diferentes estados llaneros, sino también de Colombia y de México, José Luis Salvatierra, iba llegando al lugar emocionado, esperando como siempre, durante todos esos años, resultar de nuevo vencedor, nunca había sorpresa en ese sentido, por algo era el mejor vaquero del país.
Llegó a la manga de coleos en su camioneta, remolcando el tráiler con su caballo, un hermoso caballo alazán, con su pelaje tan oscuro y brilloso como chocolate fundido, era la sensación de todos quienes lo veían, y a ese hecho debía su nombre Chocolate.
Por todos era conocido la importancia de la familia Salvatierra, tenían una gran historia en la región, por ser unas de las más pudientes, no solo del estado sino del país, poseían el Hato “El Paraíso”, uno de los más grandes con más de cincuenta y cinco mil hectáreas, se destacaban por ser el único hato donde los animales eran mansos y abundantes; eran criadores de los mejores caballos y ganado bovino, producían la mayor cantidad de leche y de carne, por lo cual los hijos de la familia al nacer prácticamente traían en sus genes el amor por la tierra y al ganado, por ello se decía en forma jocosa que Los Salvatierra, en vez de arrullarlos en brazos los arrullaban en una bestia.
José Luis bajó su caballo en la cuadra correspondiente, se encontró a su mejor amigo, por un momento se pusieron a conversar del ganado, de la producción y en fin de esos temas interesantes para un par de jóvenes del campo. De repente quiso salir al observar la algarabía de la gente e invitó a su amigo.
—Andrés, ¿me acompañas a dar una vuelta? Quiero ver que nuevos rostros nos trajo las fiestas —le habló a su amigo.
Ambos salieron sonrientes, atravesaron la manga de coleo con camino a las gradas, cuando de repente ambos se paralizaron al mismo tiempo, al ver descender a la mujer más hermosa que habían visto en su vida, su cabello rubio dorado, caía como cascada por sus hombros, sus ojos azules de un color tan intenso, que era imposible sumergirse y no perderse en ellos y su cuerpo perfectamente delineado, su estrecha cintura, y sus bien torneadas piernas, ninguno de ellos pudo evitar la corriente de excitación recorrer sus cuerpos con solo verla.
—¡Es una diosa! —exclamó José Luis sin apartar la vista de ella.
—¡Es un ángel! —exclamó al mismo tiempo Andrés.
—¡Es mía! —exclamaron los dos al unísono. Al darse cuenta que los dos habían pronunciado las mismas palabra al mismo tiempo, se giraron y se vieron a los ojos.
—Lo siento amigo, pero esa mujer será mi esposa y la madre de mis hijos —expresó con convicción José Luis.
—Lo siento por ti, no estoy dispuesto a renunciar a esa mujer y haré hasta lo imposible por tenerla. Espero que con esta declaración no tengamos tú y yo que declararnos la guerra —aclaró Andrés Antonio.
—No te preocupes, será mi esposa y tú el padrino, tendrás que conformarte con verla de lejos y conmigo, ¡porque nunca será tuya! —exclamó José Luis convencido, en un tono que irritó a Andrés.
—Lo que se va a ver no se porfía, hermanito —declaró Andrés, subiendo las gradas para acercarse a ella.
Por un momento, José Luis se quedó paralizado, observando la reacción de su amigo, sin embargo, al levantar la vista, ella lo observaba sus ojos se encontraron, como reconociéndose, como si quizás ya se hubieran encontrado en otra vida, se descubrieron con las miradas, esa atracción era demasiado poderosa, produciéndole intensas sensaciones, al punto de sentir como si pequeñas hormigas recorrieran sus cuerpos.
En ese momento llamaron a los coleadores, la duda inundó a José Luis, se debatía entre acercarse a ella o dejarle a su amigo la delantera, quien evidente estaba interesada en ella o ir a competir. Escuchó de nuevo el llamado por los parlantes.
“¡José Luis Salvatierra! Es solicitado en la tribuna principal”.
La mirada del hombre y de la chica se encontraron de nuevo, ella esbozó una sonrisa, tomó una flor que tenía en su cabello, le dio un beso y se la lanzó, él atrapó sonriente y se la puso en el bolsillo de su camisa y se fue a atender el llamado.
Una hora después los cuatro coleadores de turno estaban en la manga, y se escuchó el grito por los parlantes “Cacho en la manga”, dando inicio a la competencia. Se pararon en la puerta disputándosela para ser el primero en tomar la cola al toro cuando este saliera.
El animal salió corriendo a la pista, enseguida los cuatro participantes entre ellos José Luis, comenzaron a perseguir al animal, uno de los vaqueros del Hato “El Cedral”, fue el primero en tomar la cola del animal, mientras los otros tres se apartaban, haló al toro por la cola, se apartó y lo tumbó, pero el animal no levantó las cuatro patas, por lo cual la coleada fue nula, después siguieron persiguiendo al animal, José Luis tomó esta vez la cola del toro, lo haló, se le apartó y el toro se cayó, levantando las cuatro patas, teniendo una coleada efectiva.
Así siguieron la competencia por cuatro minutos, logrando el dueño de “El Hato El paraíso”, el mayor número de coleadas efectivas.
Las horas pasaron, al finalizar la competencia, llegó el acto de premiación llamaron a los ganadores, para hacerle entrega de los premios, siendo el campeón de la competencia José Luis Salvatierra, en ese momento, al extender la vista vio a la chica, quien aplaudía dirigiéndose a él, con una cinta en la mano para obsequiársela como tributo, por haber tenido el mayor número de coleadas efectivas, durante la tarde.
Cuando él bajó del pódium, sin pérdida de tiempo, caminó hacia donde estaba ella, porque ansiaba tenerle cerca, tocarla, besarla, al mismo tiempo la chica también acudió a su encuentro, emocionada, con su corazón palpitando con frenesí en su pecho, tan enloquecido que por un momento pensó caería en el suelo; se miraron por un momento sumergidos por completo uno en el otro, sin pronunciar palabras, pues les parecía estaban demás en ese momento, juntaron sus labios sumergiéndose en un profundo beso, que los consumió de manera voraz, con un fuego abrasador, tiempo después se apartaron, tratando de recuperar el aliento y llevar aire a sus pulmones, y fue allí cuando José Luis conversó con ella sus primeras palabras.
—¿Quieres casarte conmigo?
“Amo como ama el amor. No conozco otra razón para amar que amarte. ¿Qué quieres que te diga además de que te amo, si lo que quiero decirte es que te amo?” Fernando Pessoa.
José Luis estaba fascinado con la visión de su hijo. En algún momento pensó que no tendría la oportunidad de ver a su hijo nacer, eso fue cuando su corazón se detuvo, añoró vivir ese momento y ahora cuando lo tenía frente así, agradecía al cielo tener esa oportunidad, estaba muy feliz de esa ocasión.—Gracias, mi amor, por este hijo, es el mejor regalo que he podido recibir. Me estás haciendo el hombre más dichoso del universo.—Gracias a ti mi vida, porque habiendo tantas mujeres de tu clase y posición social, me escogiste a mí, para unir tu vida a la mía. A pesar de haber tenido un camino difícil, con muchas vicisitudes, aquí estamos, nuestro mor ha sido probado como el oro más fino, y es verdadero.» Hemos superado todas las pruebas que la vida nos ha puesto y otras provocadas por nosotros mismos. Te amo
Marcia observó con amor a sus sobrinas, eran dos gotas de agua, tal como ella y Marcela. Sería fácil para cualquiera confundirlas, como les sucedió a ellas. Rogaba porque sus sobrinas tuvieran mejor suerte y nunca cayeran en un juego de gemelas, por experiencia sabía que no traía nada bueno jugar con el destino.—¿Dónde están mis hijas? —preguntó Marcela al abrir los ojos después de varias horas de permanecer dormida. Le practicaron una cesárea, debido a la estrechez de sus caderas para dar a luz de manera natural y teniendo en cuenta el peligro al cual se hubiese expuesto. Fue la mejor opción.—Están aquí Marcela. Son como tú y yo, dos gotas de agua —sonrió Marcia, pero Marcela sollozó, sus lágrimas se derramaron por sus mejillas sin poder contenerlas.Sus preciosas gemelas habían llegado al mundo si
Cuando la policía se hizo presente en la hacienda Los Cardozo, con orden de aprehensión en contra de Clara por el asesinato culposo de Aníbal Barrientos, se toparon con la noticia de que la mujer fue atacada por dos toros y llevada al centro médico, según los presentes no tenía signos vitales cuando la trasladaron, por eso se fueron hasta el sitio para averiguar la veracidad de las declaraciones.No obstante, al llegar, encontraron que la habían movilizado a la ciudad, pero según en la vía había quedado sin signos vitales, por lo cual pidieron la información al departamento de la policía criminalística en san Fernando. En cuanto a las investigaciones realizadas, comprobaron la culpabilidad de Clara, quien fue la responsable de la muerte de Aníbal Barrientos, y el móvil fue porque el joven la vio teniendo intimidad con el patrón de la hacienda, le comentó
Marcela cerró los ojos al sentir el calor del aliento de José Luis sobre sus labios, estaba segura de que la besaría, pero en su lugar, la apartó a un lado, para segundos después abrir la puerta y sacarla de la habitación, ella abrió los ojos sorprendida, mientras José Luis se marchaba por el pasillo, sin decir ni una sola palabra.Marcia se frotó los brazos, se tronó los dedos y meció el cabello con nerviosismo, pensando en el error cometido al haber aceptado la locura de su hermana. Marcela quizá no lo hizo con malas intenciones, aun así por culpa de ella todo ese problema se inició. Dio un pequeño brinco al escuchar la puerta de la habitación abrirse y ver a José Luis parado en el marco con la mirada intensa y triste.—¿Qué haces aquí? —preguntó imitando el tono de voz y la actitud de Marcela.—Es
José Luis tomó el camino principal, el cual daba hacía varias fincas de la zona, para bordear la hacienda e ingresar por la otra entrada hacia el pozo, pues por el interior de la hacienda el camino era muy accidentado y temía que los golpes ocasionados por la vía le pegaran a Marcia y al bebé.—¿Y por qué hemos tomado la ruta más larga?—preguntó la mujer con curiosidad.—Aunque es más lejos por aquí, la vía está en mejor estado —respondió José Luis, tomándole la mano y entrelazando los dedos con los suyos.Cuando apenas llevaban unos pocos kilómetros, vieron una camioneta vieja a orillada a la carretera, él frunció el ceño con desconcierto.—¿Esa no es la camioneta de tu tío? ¿Qué está haciendo parada allí? —manifestó mientras
Un mes después En el cementerio del pueblo, Marcia lloraba con profundo pesar, al lado Marcela quien la abrazaba, tratando de darle consuelo. Andrés se mantenía muy cerca de ellas acompañándolas, ante la ausencia de José Luis. No quería dejar sola a ninguna de las dos mujeres, pues a una la amaba y la otra llevaba en su vientre a sus bebés, pues les habían dado la noticia de que se trataba de un embarazo gemelar. Por un momento se sintió mal, al no poder corresponderle a Marcela, intentó amarla como ella quería, lamentablemente, no era posible m@ndar en los sentimientos y eso lo entendió, aunque tarde. Después de haber provocado tantas desgracias. Le hizo mucho daño a José Luis, incluso a Marcia, tratando de ganarse su amor, cuando a todas luces era evidente que no sentía nada por él, porque le había entregado el corazón a su amigo. Si tuviera el poder de devolver el tiempo, con gusto lo haría para enmendar todos sus errores. Quizá en el cami
Último capítulo