Al salir de la casa de los Finch, Kylie tomó distraídamente un chicle de su bolso y se lo metió en la boca.Había un coche negro estacionado a un lado de la carretera, a unos doscientos metros de la casa.Cuando se acercó, Elliot bajó del auto y abrió la puerta.—Señorita, Lord Ethan me envió para llevarla a casa.—¿Me estuvo siguiendo? —preguntó Kylie, un poco incómoda.Elliot no explicó nada más. Solo abrió la puerta y le hizo un gesto.—Por favor, suba al coche.Kylie no lo pensó demasiado y se inclinó para entrar en el vehículo.Apenas se sentó, Pupu saltó hacia ella y se acomodó a su lado, moviendo la cola.—Pupu, ¿quieres un poco de chicle?Pupu ladró en respuesta, y Elliot no dijo nada.Por supuesto, Kylie no iba a darle chicle al perro, pero Pupu seguía acercándose más y más a su boca, olfateando el aroma dulce.El coche pasó al carril rápido. Mientras Kylie miraba por el espejo retrovisor y veía la casa de los Finch volverse cada vez más borrosa, su corazón empezó a doler. Ca
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