Capítulo 291Pasaron algunos días, pero Hailey no podía sacar a Hassan de su cabeza. Era ridículo, ella lo sabía. Un hombre como él, un príncipe, un jeque, jamás pensaría en ella de verdad. Debe haber quedado solo agradecido por haberlo cuidado en el hospital. Eso es todo. Nada más.Suspiró, ajustándose la bata mientras caminaba hacia el estacionamiento. La noche estaba fría, y una llovizna fina caía sobre la acera, haciendo que el aire oliera a tierra mojada.— Eso es, Hailey — murmuró para sí misma, metiendo las manos en los bolsillos. — Tú eres la única de los Blake que no nació para tener novio. Solo naciste para ser tía. Conténtate con eso y punto final.Intentó reírse de su propio chiste, pero el sonido murió en sus labios cuando sus ojos encontraron una limusina negra, enorme y llamativa, estacionada cerca de su auto.El conductor, vestido con un traje impecable, le hizo un leve gesto de saludo antes de acercarse y abrir la puerta trasera.Hailey parpadeó varias veces, confundi

Capítulo 293Scarlett y Livia estaban sentadas en la sala, el tablero de ajedrez montado sobre la mesita de centro. La luz del atardecer entraba por las cortinas, dando a la escena un aire relajado. Scarlett, concentrada, observaba atentamente las piezas mientras Livia sonreía divertida, girando un mechón de cabello entre los dedos.— Va a cumplir cinco meses — dijo Scarlett, moviendo el caballo y apoyando la barbilla en la mano. — Te juro que estoy loca por saber el sexo del bebé.Livia acomodó el peón y miró el tablero con expresión de quien fingía calma.— ¡Ay, ni me hables! — respondió, riendo. — ¡Tengo muchas ganas de comprar un recuerdito para él, pero me pierdo mientras no sepa si es niño o niña!Scarlett movió otra pieza con un leve clic.— Estás muy distraída hoy…Livia alzó una ceja.— ¿Por qué?— Porque… — Scarlett dio una sonrisita victoriosa y empujó la reina — ¡Jaque!— ¿Qué? ¡Imposible! — exclamó Livia, abriendo mucho los ojos.— ¿Ah, no? — rio Scarlett, apoyándose en e

Capítulo 295Hassan fue paciente, algo que, para Hailey, fue una dulce sorpresa. En las semanas siguientes, no la presionó. Se limitaba a enviarle mensajes amables, invitarla a cenas tranquilas o paseos. A veces, simplemente caminaban al atardecer, conversando sobre la vida, riendo de tonterías, intercambiando miradas que decían más que cualquier palabra.Hailey sentía que su corazón se calentaba cada vez que lo veía, pero también sentía cierto miedo, miedo de entregarse, de cambiar de vida, de dejar atrás todo lo que conocía.Cierta tarde, estaba con su madre y se sentó con ella en el porche. Hailey respiró hondo antes de empezar a hablar.— Mamá… — dijo, jugueteando distraída con la taza de café. — Necesito hablar contigo sobre alguien.Su madre sonrió levemente.— ¿Alguien? Eso suena importante.Hailey se sonrojó, bajando la mirada.— Es sobre Hassan. El Jeque.Los ojos de su madre se iluminaron de curiosidad.— Ah, ¿el hombre que te llevó al cine?Hailey asintió, riendo.— Ese mis

Capítulo 297Clarice estaba acostada, pálida, el cabello pegado a su frente húmeda. Hailey permanecía a su lado, intentando transmitir serenidad y consuelo.Oliver entró apresurado, aún vistiendo su ropa de trabajo. Su mirada encontró la de Hailey incluso antes de acercarse a la cama.— ¿Qué pasó? — preguntó, preocupado.Hailey respiró hondo.— Su presión subió mucho. La trajimos a tiempo, pero el médico cree mejor dejarla en observación hasta el parto.Él se acercó a su esposa, tomando su mano.— Nice, estoy aquí. Todo va a salir bien.Clarice abrió los ojos lentamente, una débil sonrisa asomándose entre el cansancio.— Yo dije que solo era el calor…— Y yo dije que deberías haberme escuchado — murmuró Hailey, intentando sonreír, pero los ojos vidriosos la traicionaban.El médico entró en la habitación, con la tablilla en las manos.— Señor Oliver, vamos a inducir el parto en las próximas horas. El bebé está bien, pero debemos actuar con cuidado para no sobrecargar su cuerpo.Oliver

Capítulo 299Los días siguientes siguieron lentos para la familia Blake.Matthew y Alexander habían vuelto al trabajo, intentando retomar el ritmo. Isadora, tras algunas sesiones con el psicólogo, comenzó a recuperarse. Volvió a cuidar de la casa, de los hijos y de los nietos.Scarlett, vivía amamantando y cuidando de su sobrina. Aunque contaba con la ayuda de Livia y de Hailey, quien dejaba su propia casa para ayudar siempre que podía, el cansancio la dominaba. Pero nadie se quejaba, todos simplemente seguían adelante, como podían.Y fue así, entre días pesados y noches de nostalgia, que llegó el día del decimoctavo cumpleaños de Livia.El mismo día en que ella debía casarse.Livia abrió los ojos lentamente esa mañana, sintiendo que el pecho se le apretaba al recordar la fecha. Por un instante, imaginó el vestido que había elegido: blanco, con encajes delicados y la sonrisa que pensaba que tendría al bajar las escaleras de la mansión.Pero no había vestido, ni fiesta, ni flores.Se s