Desde que Senna había fallecido, habían pasado tres años. Con el poderoso respaldo de la familia Voss, Astrid había prosperado en la industria del entretenimiento, asegurando contratos publicitarios por doquier. Su valor comercial se había disparado, y ahora era ella quien elegía a los demás, no al revés.Creyó que se haría con el premio a la Mejor Actriz en la ceremonia, sumando otro glorioso logro a su carrera. Pero, para su sorpresa, no solo perdió el premio, ni siquiera recibió un reconocimiento de consolación.—¡Esto es indignante! ¡Zara es solo una novata, cómo se atreve a competir conmigo! —En su oficina, Astrid fumaba impaciente, cada vez más enfurecida. Cuanto más pensaba en ello, más irritable se volvía. La frustración la dominó y arrasó con todo sobre su escritorio, dejando un caos en el suelo.—¡Astrid! —su asistente irrumpió con un montón de documentos, pálida y tensa.Ya furiosa, Astrid la vio entrar sin tocar y levantó la mano, abofeteándola con fuerza.—¡Ignorante! ¿Qu
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