El fin de semana que había cambiado el rumbo de la relación entre Kylie y Brown finalmente llegó a su fin. Después de pasar horas en el cementerio, regresaron tomados de la mano, mirando varias veces hacia la tumba silenciosa antes de irse.Una sonrisa no se separó de los labios de Kylie durante todo el camino de regreso a la capital. Se sentía la chica más afortunada del mundo. Ser amada —no importaba cómo— le bastaba. Porque ese amor venía del hombre que le gustaba.En el aeropuerto, el aire era húmedo y la penumbra comenzaba a caer. La gente se movía de un lado a otro; algunos se abrazaban entre lágrimas, otros lloraban al despedirse. Kylie apretó más fuerte la mano de Brown y robó una mirada al hombre alto y de hombros anchos que caminaba a su lado.Brown llevaba la mochila de la cámara de Kylie, con su pequeña mochila colgada al hombro. La escena hizo sonreír a Kylie: era adorable. Ese hombre, que normalmente parecía tan frío y rígido, ahora lucía relajado, mostrando un lado de s

Mientras tanto, frente al televisor, Kylie se inclinó hacia su papá, susurrando para que su mamá no escuchara. Le mostró el anillo en su dedo, acercándolo a sus labios para que no se sorprendiera.En voz baja, le contó sobre su viaje de fin de semana a la tumba de la madre de Brown. Papá se mostró sorprendido, pero no dio señales de desaprobación. Claro, él siempre era así.—Prométeme que me apoyarás, papá —sus ojos brillaron, su truco habitual para derretir el corazón de su padre—. Prométeme. Ahora, estoy realmente feliz.Se quitó el anillo del dedo, mostrando las iniciales grabadas.—Lo amo, papá. Así como tú y mamá están unidos felizmente en matrimonio, yo quiero amarlo para siempre. Igual que ustedes.Su padre abrió los brazos, y Kylie se lanzó hacia ellos. Él le dio una palmadita en el hombro con ternura.—Has sufrido tanto, cariño. Si esto realmente te hace feliz, entonces te apoyaré. Pero… —rozó suavemente su cabello— quiero ver su sinceridad por mí mismo. No daré mi bendición

«¿Por qué me enojé y lo descargué con Kylie?»Todo el camino estuvo en silencio, y Reegan se arrepentía de su arrebato. Su mano se apretaba con fuerza alrededor del volante.El nombre de Brown aún resonaba en sus oídos, punzante, como si lo hubieran tomado por sorpresa. La escena en el estacionamiento del hospital se repetía una y otra vez en su cabeza.«¿Ya estaban saliendo en aquel entonces? ¡Qué estúpido fui! Pero… ¿por qué? ¿Cómo pudieron volver después de todo lo que pasó? ¿Acaso no tienes vergüenza?»Reegan maldijo la imagen de Brown en su mente. «Después de todo lo que le hiciste a Kylie, ¿no sientes ningún remordimiento?»Sus pensamientos giraban tan rápido que finalmente detuvo el auto en un estacionamiento tranquilo. Los árboles verdes a su alrededor absorbían la luz del sol, proyectando una sombra refrescante. El aire y la vista transmitían una sensación de calma. Era Green Lake.Kylie permaneció en silencio, buscando las palabras correctas antes de hablar con Reegan. Se se

Azotea de la Estación de TVAquella tarde, Kylie caminaba de un lado a otro, con la mirada fija en la entrada de la azotea. La pausa del almuerzo estaba a punto de terminar y el lugar estaba vacío. Pero Reegan aún no aparecía. Su corazón había estado en caos desde la mañana.La noche anterior había sido un desastre en casa.Su madre finalmente se había enterado, y su reacción furiosa fue exactamente como Kylie temía. Ira mezclada con lágrimas: dolía más que cualquier regaño, dejando un pesado vacío en su pecho. Su madre era estricta, sí, pero su amor siempre había superado cualquier enojo. Kylie siempre había aceptado los estallidos de su madre como otra forma de cariño.Bajó la cabeza nuevamente. No podía elegir entre ellos. Quería todo. Era codiciosa y no estaba dispuesta a renunciar. El asistente Brown y su madre: ambos eran lo más preciado en su vida.—Hah… —suspiró, mientras sus ojos volvían a la puerta de la azotea. Todavía no había señales de Reegan.Cuando volvió a casa la noc

—¿Bebé, estás bien? —Kylie tocó suavemente la muñeca de Brown. Estaba roja y adolorida, aunque no sangraba—. Eso debe haber dolido.Brown se inclinó, bajando la voz cerca de su oído. —Prometiste no protegerme con tu cuerpo otra vez.Un escalofrío recorrió la espalda de Kylie. Al mirarlo nerviosa, Brown sonreía… a su madre. La misma sonrisa que había mostrado aquella noche.‘¡Mamá, para! ¡Mi corazón va a estallar!’—Lo siento, señora —dijo Brown con calma—. No quise romper su escoba antes. Solo la estaba sosteniendo.‘¿Sosteniendo? ¡La rompiste en dos!’Kylie se acercó a su madre y tocó ligeramente su hombro tembloroso. Pateó la escoba rota lejos de sus pies.‘¡Vete, maldita escoba!’El aire estaba cargado de tensión. Su madre agarró el brazo de Kylie y la protegió detrás de ella. Aunque se había sobresaltado con el incidente de la escoba, no pensaba retroceder. No cuando su hija estaba involucrada.—Le pido disculpas sinceramente, señora —continuó Brown, con tono educado—. No fue inte