La mesa del pabellón era pequeña, así que todos estaban sentados muy cerca unos de otros. Los mayores se acomodaron a la izquierda y los demás a la derecha. Como los asientos eran escasos, Flynn compartió el suyo con Amber. En la esquina más alejada se sentaron Chris, luego Ruby, Nina y, por último, Theo.Ruby esperaba poder sentarse junto a su amiga, pero Chris la sorprendió al moverse del lado de su madre al suyo.—¿Puede Flynn comer esto, Paula? Vi el color de la pasta y se veía muy picante —preguntó Ruby, preocupada por el único niño del grupo.—No te preocupes, Ruby. Le pedí a Penny que hiciera un plato separado para él. Ahí viene con él ahora —dijo Paula, señalando a la ama de llaves, que llevaba la pasta especial para el niño.—Gracias, señora —dijo Flynn, expresando su gratitud hacia Penny.—Qué tierno. Come bastante, ¿sí? Hice esto con todo mi corazón —respondió Penny, elogiando al pequeño.—Sí —contestó Flynn, y luego volvió la mirada hacia Ruby, como preguntándole si p
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