Damon*Él estaba sentado solo en el jardín del palacio, la botella de vino casi vacía a su lado. La música seguía sonando dentro, lenta, melancólica. Algunas personas salían en pareja, escondiéndose entre las sombras de los rosales para perderse en besos robados.Damon observó el agua cristalina de la fuente a su lado, los dedos deslizándose distraídos sobre el borde frío de piedra. Miró hacia el balcón del cuarto en el piso de arriba. Allí dentro, probablemente Eve dormía. O tal vez estaba en el baño, la piel húmeda y cálida, envuelta por el vapor.Cerró los ojos y sacudió la cabeza, espantando esos pensamientos."Noches frías, ¿no crees?"La voz femenina lo hizo alzar la mirada.La joven frente a él era hermosa, pero no de un modo obvio. Había algo salvaje en ella, como una tormenta a punto de desatarse. Su cabello, castaño oscuro, caía en ondas sobre los hombros; su piel morena relucía, y sus ojos grandes, intensos, casi felinos lo observaban con un brillo curioso.Su vestido lila
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