Capítulo 31— Nada es lo que pareceNarradorAl otro día, al amanecer cuando el sol empezaba a aparecer en el cielo, los ojos de Bárbara empezaron a abrirse poco a poco. El simple hecho de abrir los ojos y encontrar a Herodes plácidamente dormido a su lado, la inquietó un poco.Por lo que había pasado entre ellos tras la fiesta, por lo que le hacía sentir, por lo que era Herodes para ella, o al menos pretendía pensar que lo era.Tomando asiento sobre la cama, Bárbara permaneció observándolo por un instante, y sonriendo de lado con los ojos aún cerrados, Prat murmuró con voz grave empezando a despertar:—Voy a desgastarme si sigues mirándome de esa manera.Desviando la mirada a un lado, Bárbara pretendía fingir que ya no lo miraba, e intentando colocarse de pie pretendía alejarse de él antes de que las cosas se salieran de control de nuevo, pero este tiró de su mano impidiéndole hacerlo:—¿A dónde vas?Acercándo a Bárbara a su cuerpo, Herodes la rodeó con su brazo, y quedando estática s

Capítulo 33— Sellemos el tratoNarrador—No sé a qué te refieres Herodes... Será mejor que salga de aquí.Soltando en un siseo, Bárbara empezó a caminar para salir del amplio comedor rumbo a su habitación. No podía hacerlo, no podía admitir que él le gustaba tanto como a ella a él, no podía admitir que estaba tan loca por él como para hacer a un lado el odio que debía sentir al momento de entregársele. Hacerlo sería ir en contra de ella misma, de sus principios, y eso, ni pensarlo.Subiendo por las escaleras de prisa con destino a su habitación, Bárbara pensó que se libraría de Herodes, y siguiéndola también, una vez llegó, pasó la mano por su cabeza un par de veces tratando de ordenar sus pensamientos.—Herodes no me puede gustar tanto —murmuró para sí misma en un intento de convencerse, pero justo en ese instante, Herodes entró detrás de ella.—¿Por qué siempre corres? ¿Por qué me evitas? ¿No será que te cuesta admitir que en verdad sientes lo mismo que yo?Bufando enseguida, Bárbar

Capítulo 35— La última juntaNarradorHerodes quedó paralizado por un instante al escuchar a Bárbara quien seguía observándolo en el mismo punto.—No puedo odiarte aunque lo quiera... Aunque lo intente— dijo con un nudo en su garganta sintiéndose realmente decepcionada de sí misma al no poder controlar su sentir —Pero tampoco ser tuya por completo... Me has arrebatado de mi vida, y eso no puedo perdonarlo.Colocándose de pie enseguida siendo este su momento de intervenir, Herodes se acercó a ella, y acunando su rostro, murmuró tan cerca que Bárbara sintió sus alientos chocar.—Y eso lo entiendo... Solo deja de escapar de mí... Déjame demostrarte que no soy tan malo como crees.Bajando su rostro, llenando sus pulmones de aire por un instante, Bárbara se mantuvo en silencio, y asintiendo accedió poco después.—Así será... Pero el trato sigue siendo el mismo.Soltando su rostro, Herodes apretó sus labios un poco temeroso de no lograr su objetivo, y empezando a caminar al baño, Bárbara to

Capítulo 37— AvanzarNarradorPor más que quisiera decir que sí, que estaba dispuesta a escapar muy lejos con él, tan lejos que apenas recordaran su nombre, Bárbara no lo haría. No sería justo para Fabián, sus padres, para Herodes, incluso para ella misma. ¿Qué vendría después? ¿Pasar el resto de su vida escapando de Herodes? Pues conociéndolo, sabía que no dejaría de buscarla, sobre todo tras negociar nuevos términos de su matrimonio.Liberando una bocanada de aire enorme al sentir como el aire le escapaba de los pulmones, Bárbara regresó frente a Fabián, y elevando su mano para acariciar su mejilla soltó con un par de lágrimas a punto de salir de sus ojos. Por él, por ella, y por lo que una vez existió que cada vez se volvía más imposible de retomar.—No puedo— soltó con la voz cortada, y el pecho oprimido, mientras Fabián la observaba con su rostro teñido por la decepción— No quiero hacerlo, no quiero simplemente salir corriendo de mi realidad, porque una vez que me atrape... Estar

Capítulo 39— Como a un hermanoNarrador—¡Habla de una buena vez, maldito traidor!— Con la irritación bullendo en su interior y la ira dominando sus sentidos, Fabián gritó.— ¿Qué le hiciste para que Bárbara dejara de amarme de un día a otro?Fabián, pensaba ciegamente que Herodes había encontrado la manera de embaucar a Bárbara, de convencerla para que se quedara a su lado sin oponerse, sin dar la batalla, de otra manera no habría forma de explicar su rechazo tras proponerle marcharse muy lejos con él, para amarse como siempre lo habían hecho.Sonriendo de lado en el mismo punto sin decir ni una palabra, Herodes solo negó al ver a Fabián como un niño en medio de una pataleta, dando gritos de ahogado, y avanzando un paso al frente propuso, deseando no hacer una escena en el casino, frente a Iris quien se mantenía atenta a cada una de sus palabras.—Hablemos en privado... — Señaló en dirección del estudio de Iris, el cual quedaba a escasos metros de ellos, donde podrían hablar con calma