ALESSANDRO RIZZOJamás había visto de esa forma a Valeria. Sí, tiene su carácter, pero llegar al punto de decir que le dará tiros a una persona es algo que realmente me sorprende de ella, puesto que nunca ha sido de ese mundo. Verla así me generaba sorpresa, pero a la vez excitación. Sé que fui un cabrón por llevarla a ese lugar, pero no tuve opción. Sentía rabia con su padre y ahora que está con los rusos, más rabia tengo.—¡Cálmate ya! —le grito, pero lo que me gano es una cachetada de su parte.—¡Aparta tus asquerosas manos de mí! —Valeria tenía todo su cuerpo tenso, su rostro estaba rojo y su respiración, acelerada—. Mientras me dejaste allá en ese maldito lugar, metiste a una perra en esta casa.—¿Y eso en qué te afecta? ¿Acaso sientes algo por mí? —Ella se queda callada, y en ese momento aprovecho para acercarme y acariciar su rostro—. ¿Te enamoraste de mí?Casi llego a coronar el beso, pero Valeria me empuja.—¡Ni loca me enamoraría de un asqueroso como tú!—Eso no lo decías mi
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