55. ENCONTRANDO UN HERMANO
Estaba jugándomela en muchos sentidos. Pero, como le dije después, no tiene que ser precisamente una buena idea. Solo tiene que funcionar. Y, seamos sinceros, a veces son las ideas más locas y fuera de lugar las que terminan salvándote la vida justo cuando más lo necesitas.Le sonreí intentando proyectar seguridad, pero la verdad era que, por dentro, mi sonrisa era más un grito de súplica. Quizá hasta una súplica silenciosa, de esas que no decides; simplemente emergen desde el rincón más necesitado de tu ser. Sin embargo, Joel seguía con los labios cerrados, cargando aquel silencio pesado que empezaba a asentarse entre ambos. No quería presionarlo, claro que no. Pero, con cada segundo que pasaba, yo me sentía más pequeña, más vulnerable.—¿Es una broma, verdad? —preguntó Joel de repente. Había un pequeño brill
Leer más