37. LA INTRIGA DEL CUADRO
Suspiro, pensando en su sugerencia. Es oficial: mi vida se ha convertido en un catálogo de dilemas emocionales, con tres ingredientes principales en el mix: un hombre misterioso que aún no identifico, un hombre sincero al que quiero ayudar y yo, tratando de que el resultado final no sea un desastre emocional de proporciones históricas. Ah, y claro, té. Mucho té y, ahora, este cuadro.—Joe, acabo de pasar el fin de semana con Serri. Si hubiera sido ella, me lo habría dicho. Pero, de todas formas, le voy a preguntar —decido finalmente.Quizás sea una de las sorpresas típicas de Serri; es algo que suele hacer. Todas las pinturas que adornan tanto mi hogar como mi oficina han llegado de manera similar, como regalos inesperados de su parte. Con esta idea en mente, saco mi teléfono y marco su número. La familiar voz de mi amiga responde casi de inmediato.—¿Sí, Ema? —
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