Suspiré profundamente, tratando de ordenar mis pensamientos. Es oficial: estoy atrapada en un torbellino emocional. Porque si Robin no fue el hombre de esa noche, eso significa que estoy lidiando con otro misterio más en mi vida ya de por sí complicada.

—No te preocupes, ya pasó hace mucho tiempo. No los recuerdo mucho —escucho de nuevo a Robin, con un tono triste en su voz.

—¿Tienes hermanos? —pregunto, queriendo saber más sobre él.

—No, soy hijo único —responde.

Siento una sinceridad en sus confesiones que me llega al alma. Decido compartir un poco de mi propia historia. No sé por qué, pero siento que necesito hacerlo.

—Yo también perdí a mis padres cuando era joven —confieso con nostalgia, sintiendo más que nunca su ausencia—. Tampoco tengo hermanos.

 En la pausa que sigue, siento que quiere decir m&aac