La llegada de Stuart me estaba quitando un gran peso de encima, no era la arpía , pero se defendía bastante bien y gracias a él y a Jade había sobrevivido a la primera semana sin ella en la oficina.Con el trabajo ya resuelto y mi pequeña Louise preparando la maleta para viajar s ver a sus abuelos me senté en mi habitación. Quería descansar, dormir unas horas y desconectarme un poco de todo, pero como nada es lo que uno quiere, la llamada de la señorita arpía me sacó de mi adorado descanso.—¿No podías esperar unas horas, Dumas para hacerme la vida de cuadritos?—Perdón, perdón, pero es que Louise no me contesta y el señor Lauren tampoco.—Debe ser porque están locos con la maleta y antes que despotriques en mi contra, te aviso que iremos con Louise a ver a mis padres.—Yo no iba a despotricar, Connelly—dice con fingido drama y yo me río en su cara, aunque no la estoy viendo.—Entonces, Cuéntame algo que haya pasado en Nueva York.—Pues nada del otro mundo, salvo que Chris y Rocío and
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