POV ElaraEl sol de la mañana entraba por los ventanales del gran salón y lo inundaba todo con un dorado casi cegador. Nunca había visto un lugar tan imponente, tan lleno de historia y poder, y ahora era mi turno de atravesarlo no como espectadora, sino como protagonista. La idea me producía un mareo extraño, emoción mezclada con miedo, nervios y una sensación de irrealidad que no lograba sacudirme.Mirenia me ajustaba la última capa del vestido ceremonial, el terciopelo azul profundo bordado con hilos de plata que brillaban a cada movimiento. Los adornos eran delicados, cada detalle medido con precisión. Me sentía como si estuviera vestida con la historia misma del reino. Cada pliegue, cada gema, cada hilo parecía susurrar la responsabilidad que llevaba encima.—Recuerda, Elara —dijo Mirenia con voz firme, casi autoritaria—. cada gesto cuenta. La mirada, la postura, la manera de inclinar la cabeza. No es solo una ceremonia, es la proyección de la corona, de la alianza entre príncipe

POV AldebrandNunca he creído en las advertencias del destino, pero sí en la claridad de los años. A medida que un hombre envejece, aprende a leer señales que antes hubiera ignorado, el temblor breve en las manos, el dolor agudo que asciende por el costado como un recordatorio silencioso, el cansancio que se acomoda en los huesos sin pedir permiso. Y aprende, sobre todo, a distinguir cuándo el tiempo empieza a correr en su contra.Fue ese cansancio —ese que ningún médico ha logrado explicar sin rodeos— lo que me llevó a tomar decisiones que otros consideraron apresuradas. Leonard, por supuesto, no lo entendió. Intentó discutirlo con respeto, pero discutió al fin. No comprendió por qué era tan imprescindible que encontrara esposa, por qué debía salir del reino durante semanas para conocer a las damas nobles que yo mismo seleccioné. Para él, era un formalismo político; para mí, era la tranquilidad de saber que el legado no quedaría en manos del azar.Porque un rey no se sostiene solo. N

POV Leonard Nunca olvidaré el sonido. No fue un grito, ni un choque, ni siquiera un llamado. Fue algo más tenue, pero igual de devastador, el contacto seco del cuerpo de mi padre contra el mármol del salón del trono. Un murmullo colectivo se elevó como un viento helado por encima de la multitud que aún celebraba nuestra coronación. Yo había girado apenas la cabeza para buscar la mano de Elara cuando lo escuché… y entonces lo vi caer.—Padre —susurré antes de que mi voz saliera con verdadera fuerza—. ¡Padre!No recuerdo si pensé, si respiré, si medí mis movimientos. Solo corrí. Mis pasos resonaron violentos, rompiendo la solemnidad del lugar mientras la gente abría espacio con rostros desconcertados. Elara me siguió, pero apenas la sentí detrás. Todo mi mundo se redujo al cuerpo de Aldebrand VI,

POV LeonardLas puertas del castillo temblaban bajo los golpes insistentes. No eran golpes violentos, sino toscos, torpes, repetidos con la desesperación de alguien que llevaba horas intentando ser escuchado.—¡Dije que no puede pasar! —gruñó uno de los guardias, sujetando por el antebrazo a un hombre mayor, desalineado, con la ropa sucia de polvo y un olor a tabaco viejo impregnado en la piel.Pero el hombre no se movió.—Tengo que hablar con el rey… —repitió, tercamente, con una voz cargada de cansancio y rabia contenida—. ¡Es cuestión de sangre!Los guardias se miraron entre sí, hartos de la insistencia. Era ya la quinta vez que el anciano intentaba atravesar el portón en menos de media hora.—Si vuelve a intentarlo lo arrastramos a la aldea más cercana —amenazó el soldado.A pocos metros, iba pasando, justo por la entrada, iba rodeado de consejeros. No tenía intención de detenerse, no con el estado crítico de su padre consumiéndole cada pensamiento. Pero la voz ronca del anciano v

POV LeonardElara llora en mis brazos y yo siento que algo en mí se quiebra. No debería afectarme así, no debería sentir esta furia, ni este deseo tan visceral de protegerla, ni este calor en el pecho cada vez que la veo temblar. Pero lo siento… Y ver el daño que ese hombre le hizo… ver cómo su sombra todavía la persigue… me enciende una rabia que apenas logro contener.Aldric no lo sabe, no tiene idea. Pero su aparición no solo reabrió las heridas de Elara… También puso en riesgo todo. TODO.Si el rey llega a enterarse del pasado de la reina… si descubre que su origen no era el que le dije… si sospecha que este matrimonio fue más que un acuerdo… entonces mi vida valdrá menos que un soplo de viento. Y, aun así, aun con ese riesgo sobre mi propia cabeza… Solo tengo una certeza;no voy a dejar que nadie la lastim