Norman y Steven se encontraban sentados en la mesa, disfrutando de una cena tranquila en el lugar favorito de Norman esa noche de sábado. El aroma tentador de la comida emanaba de los deliciosos platos mientras Steven le contaba a su amigo todo lo que había pasado. El candidato tomó un sorbo de vino antes de comenzar a relatar los acontecimientos recientes. Con una expresión seria pero calmada, comenzó a contarle a Norman sobre lo que había sucedido con Sasha desde que su hija le informó que se había descompuesto, por teléfono. —Entonces, luego de que la pequeña me contara lo que pasó con Sasha, decidí ir a ver qué estaba sucediendo. Fui a su casa con Nathan, tu gemelo. La niña, su hija, realmente estaba preocupada por su mamá , debiste verla, daba pena la pequeña...—comenzó Steven, mientras servía un poco más de vino en su copa. Norman asintió con atención, esperando con interés escuchar el desenlace de la historia. —Resulta que Sasha estaba muy enferma, así que Nathan la medicó y yo

La noche estaba tranquila, con la suave luz de las estrellas y el reflejo de la luna danzando en la habitación, Sasha y Steven se encontraban recostados en la cama desnudos, sumidos en un momento de profunda intimidad, ella de hecho yacía completamente dormida entre sus brazos. Él se había despertado primero y se la había quedado observando. Luego de unos instantes de contemplar maravillado su belleza de origen eslavo, Steven acarició suavemente el rostro de ella, sus dedos trazando cada contorno con delicadeza. La rubia aún tenía cerrados los ojos, como si en alguna parte de su ser se sintiera segura y protegida entre sus brazos. Sin decir una palabra, Steven se acercó lentamente a su rostro, sus labios buscando los suyos con ternura. Un beso suave como el aleteo de una mariposa se transformó en uno apasionado que hizo que ella se despertara, claro que él no era su príncipe azul (pero algo era algo). El tiempo pareció detenerse mientras se comenzaron a explorar mutuamente, cada caric

La noche se cernia sobre ellos con su manto oscuro mientras Steven conducía a la casa de la pequeña amiga de Nat. Sasha ya había hablado con la madre de esta, y dado que tenía cierta confianza con la joven mujer, le dijo que intentara que su hija no viera las noticias ni el celular sin decirle realmente lo que sucedía. Igualmente cuando la viera con Steven y al día siguiente se enteraría, solo le quedaba confiar y esperar lo mejor... — Una hija, me ocultaste una hija — dijo Steven interrumpiendo sus pensamientos con un suspiro sonoro que la sacó de sus pensamientos. Sasha lo miró de reojo y sopesó si mandarlo a la mierda o no era una buena idea, entonces alzó o una de sus leoninas cejas. Se suponía que habían llegado a una especie de tregua o algo así por lo menos. Y ese intercambio irritaba sus entrañas. Steven y sus mierdas, uff. — No voy a responder a eso...Primero me pagaste dos veces Steven y la hace diez años prácticamente me violaste...— dijo apuntando a su cara con su dedo índ

Sasha se aferró la cabeza con las manos y se dejó caer en un sofá cercano, sintiendo una oleada de desesperación y confusión inundar su ser. Maldijo internamente el momento en que se cruzó con él de nuevo, recordando cómo su vida había estado relativamente en calma hasta entonces. —MALDICIÓN — exclamó ella y él se acercó para sentarse a su lado. — En realidad, soy yo quien estuvo en falta todos estos años — dijo Steven en voz alta, su voz llena de remordimiento, mientras se acercaba más a Sasha y con suavidad tomaba sus manos. Sasha se sintió atrapada por la intensidad de su mirada y la familiaridad de su tacto, y pese a querer alejarse y gritarle no pudo hacerlo. Un torrente de emociones la invadió mientras él la miraba fijamente y agachaba su cabeza para darle un beso... Su enojo con él y las posibles recriminaciones se evaporaron como por arte de magia, mientras se dejaba llevar por el beso apasionado que compartieron. Cuando se separaron, Steven tomó una decisión. — Yo iré y habla

Steven y Sasha se miraron con pánico mientras Nat llamaba desde el pasillo. — ¡Mamá! ¿Estás ahí? — repitió la niña. Sasha agarró a Steven del brazo y le susurró urgentemente: — ¡Rápido, escóndete! Steven asintió frenéticamente y se precipitó hacia el armario mientras Sasha se apresuraba a acomodar su ropa. En ese preciso momento, Nat entró en la habitación con una expresión curiosa en su rostro. — ¿Qué estabas haciendo? —preguntó con inocencia, mirando de un lado a otro. Sasha se apresuró a actuar con naturalidad, tratando de ocultar su nerviosismo. — Oh, cariño, solo estaba preparando todo para dormir. ¿Qué sucede? Nat frunció el ceño, su agudo oído detectó algo. — ¿Steven está aquí? — preguntó con el ceño cada vez más fruncido. Steven salió del armario con una sonrisa nerviosa, tratando de parecer casual. — ¡Hola, Nat! ¿Cómo estás? Nat lo miró con sospecha, luego miró a su madre con una ceja alzada. — Mamá, ¿qué está pasando? ¿Por qué Steven estaba escondido en el armario? Sasha sin