C16-ESTÁS EMBARAZADA.El contacto la sacó de su estupor y miles de preguntas se agolparon en su garganta, al mismo tiempo que un grito casi rompió en su boca, pero no podía hacerlo ahí, no frente a Rowan, no cuando el secreto de Draxel pendía como una espada sobre su cabeza. Así que tragó, asintió y giró sobre sus talones.El restaurante era un despliegue de lujo: lámparas de cristal, mesas impecables y un murmullo elegante que apenas se escuchaba entre copas y cubiertos. Sofía estaba sentada frente a Aslan, con la espalda rígida y el corazón latiendo demasiado rápido, lo miró directamente, con una frialdad que apenas lograba sostener.—Ya me conocías, ¿verdad? Ese día... cuando me ayudaste. Sabías quién era, ¿cierto?Él la observó en silencio, sus ojos azules intensos clavados en los de ella, como si buscaran desnudarla por dentro y finalmente asintió.—Sí. Ya sabía quién eras. Te había visto en una fotografía que me mostró mi padre.El rostro de Sofía se transformó en incredulidad,

C18-NECESITO VERTE.Draxel salió de la mansión como un vendaval contenido; el aire alrededor de él parecía cargado, espeso, casi eléctrico. La rabia hervía bajo su piel, mezclada con un cansancio que le pesaba en los huesos. No dijo una palabra cuando el mayordomo intentó detenerlo; solo le arrebató las llaves del Maserati y cerró la puerta de un golpe que hizo temblar los cristales.Condujo sin rumbo fijo al principio, acelerando más de la cuenta, las luces de Washington cruzando como destellos furiosos en sus pupilas. Su padre, la cena, Aisha, la alianza, todo le daba vueltas en la cabeza como un eco insoportable.“Una esposa, un trato, una responsabilidad.”Palabras vacías, él no era una moneda de cambio. Además… si iba a casarse, solo era con una mujer: Sofia Blackwood.No nadie más.Cuando por fin llegó a su departamento, estacionó el auto con brusquedad y subió sin mirar a nadie. Cerró la puerta de un portazo, arrojó las llaves sobre la mesa y caminó directo a la barra.Sirvió w

C20-¿ME ESTÁS DEJANDO POR ÉL?La sonrisa en los labios de Draxel se congeló y el brillo de satisfacción en sus ojos se apagó, reemplazado por una incredulidad instantánea y profunda.—¿Qué? ¿Cómo que última vez? ¿De qué estás hablando, Sofía?Ella se apartó y empezó a vestirse evitándole la mirada.—Quiero terminar —dijo—. Desde el principio lo acordamos, ¿no? Que cuando alguno ya no quisiera seguir, solo tenía que decirlo.Draxel se quedó inmóvil unos segundos, procesando, con el ceño fruncido y los labios entreabiertos.—Sí... pero pensé que... pensé que tú...Sofía alzó la blusa y la acomodó sobre su torso antes de mirarlo con una sonrisa falsa, una que le rompió más que cualquier golpe.—Lo he analizado bien estos últimos días y admito que me apresuré. Te dije que te quería, pero no es así. No eres lo que quiero, Draxel. Sí, eres atractivo y supongo que el hecho de que seas mayor y amigo de mi hermano te hace más interesante y prohibido... pero —alzó los labios en una media sonris

C22- ¡¿A DÓNDE VAS?!Amaneció sin que Draxel hubiera pegado un solo ojo.Se había quedado sentado en el sofá, con los codos en las rodillas y la mirada fija en la puerta por donde Sofía había salido la noche anterior… como si en algún momento fuera a abrirse y ella regresara.Pero no regresó.Aun así, ya había decidido que ese día se acababa el silencio.Él iba a buscarla. Fuera como fuera.Pero el teléfono vibró a media mañana:Rowan."Club de box en veinte."Draxel agarró su bolso, salió sin cerrar bien la puerta y condujo como un demonio. Aprovecharía para hablar de ella con su amigo.________________________________________EL CLUB DE BOX — MEDIA HORA DESPUÉSEl olor a sudor llenaba el aire y las luces frías iluminaban el ring y las bolsas pesadas. Allí, como un toro enjaulado, estaba Rowan.Pantalón corto, torso desnudo, sudor recorriéndole la espalda. Cada golpe que lanzaba al saco hacía vibrar la cadena. Estaba furioso, masculino, dominante.Un alfa en su elemento.Draxel dejó

C24- ¿POR QUÉ ME ESTAS MIRANDO ASI?Sofía entró a la mansión sin sentir los pies. Cada paso que daba era como si caminara dentro de un sueño roto. La garganta le ardía, pero se obligó a mantener el rostro firme… aunque por dentro todo estuviera desmoronándose.Al cruzar el vestíbulo, lo vio.Aslan estaba allí, apoyado en la baranda de la escalera, esperándola. Quieto. En silencio y sus ojos azules se clavaron en los de ella, leyendo cada grieta que Sofía intentaba ocultar.—Le… le dejé todo claro —dijo Sofía finalmente.Aslan no respondió, solo la observó y luego dio un paso hacia ella… y después otro. Hasta quedar justo frente a Sofía, lo bastante cerca para que ella sintiera el calor de su cuerpo y esa autoridad natural que lo envolvía.—Acepté a ese bebé, Sofía.Ella se tensó, tragando con fuerza.—Me comprometí a quererlo como si fuera mío —continuó él—. Y puedo hacerlo, estoy dispuesto a hacerlo. Pero no voy a permitir que sigas viéndote con Draxel.El golpe la dejó sin aire, abr