C26- MOMENTO DE INTIMIDAD.La oficina de Draxel estaba en silencio, solo interrumpido por el suave teclear de su laptop y el leve zumbido del aire acondicionado. Habían pasado ya quince días desde que Sofía lo dejó; la había llamado, pero lo bloqueó; intentó buscarla en su casa, pero se negó a recibirlo.Tenía ojeras profundas y barba de varios días, un aspecto que no encajaba con el empresario controlado que todos conocían. Varias veces estuvo a punto de llamar a Rowan para contarle toda la verdad, pero cada vez que tomaba el teléfono, lo soltaba de nuevo.Si hablaba, si exponía su relación clandestina, sería Sofía quien pagaría el precio más alto. La juzgarían, la señalarían, la harían sentir como si fuera basura.Draxel golpeó el escritorio con frustración. De pronto, la puerta se abrió y al ver a Aisha, su rostro se descompuso instantáneamente.—¿Qué demonios haces aquí? —espetó sin molestarse en ocultar su disgusto.Aisha se detuvo un segundo, estudiándolo, mientras su mente traba

C28- ¿QUÉ INTERESANTE GIRO DEL DESTINO?Sofía y Draxel apenas respiraban, sus cuerpos seguían pegados y sus corazones fuera de control. Sofía abrió la boca para responder, pero entonces el teléfono de Rowan sonó con urgencia.—¿Qué pasa, amor? —la voz de Rowan se escuchó incluso a través de la madera.Era Anya y su voz temblaba.—Rowan… Aidan tiene un dolor terrible en la parte baja del abdomen. Está pálido, no para de retorcerse. Creo que es como apendicitis, pero… no sé si es igual en cachorros. Ven, por favor.Rowan soltó un gruñido contenido y respondió al instante.—Voy para allá. No lo muevas hasta que llegue, ¿me escuchas?—Te espero —respondió Anya.Rowan cortó.Hubo un segundo de silencio frente a la puerta y luego se escucharon pasos alejándose por el pasillo. Primero firmes, luego apresurados, hasta desaparecer por completo.Sofía soltó el aire como si hubiera estado conteniendo la respiración por minutos y empujó a Draxel de inmediato.Él dio un paso atrás, pero no la solt

C30-¡MALDITA SEA, TEN PIEDAD!El Gran Salón del Hotel Imperial brillaba bajo las luces de las arañas de cristal. La orquesta tocaba una melodía suave que flotaba entre conversaciones sobre acciones y fusiones.Draxel entró, pero sin Aisha Crowe del brazo. Su traje negro contrastaba con su expresión tensa y sus ojos recorrieron el salón de inmediato buscando a una mujer.Pero no había llegado muy bien, cuando Aisha se plantó delante de él con un vestido negro.—Sonríe, querido —susurró Aisha, agarrándole el brazo—. Todos nos miran.Él ya iba a mandarla al diablo, cuando al otro lado del salón, las puertas se abrieron nuevamente. Y Sofía Blackwood entró del brazo de Aslan Crowe. Su vestido azul noche se ajustaba a su figura como agua, acompañado de su sonrisa que parecía ensayada.Los ojos de Draxel la encontraron al instante y fue como si una corriente eléctrica le atravesara el cuerpo. Sofía sintió el impacto de su mirada, pero se obligó a respirar hondo y desviar la vista.—¿Estás bie

C32-EL AROMA. Aslan se quedó paralizado, con el rostro blanco por la impresión, pero luego, su orgullo tomó el control. —¿Qué le has hecho? —gruñó, acusando a Draxel para ocultar su propia confusión. Draxel lo ignoró completamente y tocó el rostro de Sofía, buscando su pulso con dedos temblorosos. —Sofía, cariño, despierta. Por favor, despierta —su voz se quebró, mostrando su vulnerabilidad por ella. La levantó en brazos, decidido a buscar ayuda. Fue entonces, al estrecharla contra su pecho, que lo golpeó algo más poderoso que cualquier visión: el aroma. Un matiz nuevo, escondido bajo el perfume de su piel, bajo la fragancia que conocía de memoria. Era más cálido, más profundo, con un dulzor primitivo que ningún lobo podía confundir. Su instinto lo atravesó como un rayo: ese olor era vida en gestación. Entonces su mente conectó todo de golpe. El vómito en el jardín no eran solo nervios, eran náuseas de embarazo. Draxel alzó la mirada y encontró los ojos de Aslan, y en

C34- LA NATURALEZA SIEMPRE SE INCLINA HACIA SU DUEÑO.—Alfa... estamos rodeados.Tres SUVs negros habían bloqueado la calle. Los guardaespaldas que viajaban en los coches de escolta saltaron fuera con las armas desenfundadas, pero inmediatamente se vieron superados. Hombres vestidos de negro surgieron de todas partes, más numerosos y mejor organizados.—Quédate dentro —ordenó Cassian, sacando su propia arma.El corazón de Sofía latía tan fuerte que podía sentirlo en sus oídos. Su vestido de novia, pesado y restrictivo, la hacía sentir atrapada, mientras afuera, los hombres se apuntaban mutuamente en un tenso enfrentamiento.¿Quiénes eran? ¿Qué querían?La puerta junto a Sofía se abrió de golpe y el aire frío entró junto con la figura imponente de Draxel. Sus ojos, fríos como el acero, se clavaron en ella sin parpadear.—¡Draxel! ¿Te has vuelto loco? —gritó Cassian entre sorprendido y enojado—. ¡¿Qué es todo esto?!Draxel ni siquiera lo miró.—Esto no es con usted, Cassian y mejor no