La mesa, impecablemente puesta, se veía menos como un lugar para cenar y más como un campo de batalla. En el centro, una gran bandeja de mariscos, un banquete de langostas, camarones y cangrejos brillaba bajo las luces de la araña. El aroma, dulce y salado, llenó la sala. Destiny se tensó, la garganta se le cerró. Una alergia tan fuerte no era algo que pudiera tomar a la ligera.—Destiny, cariño, ¿por qué no comes? —preguntó Triana con una sonrisa. Triana tomó un camarón y lo acercó al plato de Destiny. —Este es mi plato favorito. Seguro que a ti también te gustará.Destiny se preparó para rechazarla con su sarcasmo habitual, pero Orion se adelantó.—No puede, Triana. Destiny es fuertemente alérgica a los mariscos. Una cucharada podría ser mortal.Todos en la mesa se quedaron en silencio. Destiny, con los ojos muy abiertos, observó a Orion. Nadie lo sabía. Ni su madre, ni su amiga Sierra, ni mucho menos la familia Ayesa. Se volteó a ver su plato, aquel que Mara y Kael habían servido c
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