Alaric fijó la mirada en la puerta. —Entraremos juntos.—Juntos —afirmó Rafe.—Juntos —repitió Liora, tomando la mano de Seraphine.Con pasos pesados pero firmes, avanzaron hacia la luz.La luz los cegó. Al dar el último paso, un frío les recorrió la piel. La niebla blanca se disipó lentamente, revelando una visión que cortó la respiración de Seraphine.Frente a ellos se extendía Mooncliff—no la ciudad en ruinas y oscura de los recuerdos sombríos de Seraphine, sino el Mooncliff antiguo, erguido y majestuoso bajo una luna plateada, llena y baja en el cielo. Murallas de piedra blanca se alzaban imponentes, torres grabadas con luz, calles iluminadas por faroles azules que titilaban. El aire olía a flores nocturnas y a la brisa del mar.—Mooncliff… pero esto… —la voz de Liora era ronca—. Esto no es el presente. Es el Mooncliff de hace siglos.Rafe entrecerró los ojos, alerta. —¿Por qué nos trajeron aquí? ¿Es… una especie de eco del tiempo?El corazón de Seraphine latía con fuerza. La ci
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