La música seguía envolviendo la sala, aunque para ella, el mundo se había reducido al calor del cuerpo de Damián junto al suyo. Ya no estaba fingiendo por completo… no del todo. Había algo real en la forma en que él la miraba, como si el pasado no importara, como si esa noche estuvieran redescubriéndose sin necesidad de recuerdos.—¿Estás bien? —le preguntó él, acercándose un poco más mientras se inclinaba para poder hablarle al oído por encima de la música.Ella asintió con una sonrisa, aunque sus ojos no dejaban de seguir a su ex prometido y a la que fue su mejor amiga, que reían entre copas en una esquina, demasiado cómodos, demasiado confiados. Ella sostuvo la mirada por un segundo… y luego volvió a mirar a Damián con ternura fingida—o quizá no tanto—y le rodeó el brazo con suavidad.—Creo que ahora estoy mejor —dijo, dejando que su mano se deslizara por la manga de su camisa—. Gracias a ti.Damián bajó la mirada hacia su mano, sorprendido. No era la primera vez que lo tocaba, per
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