Llegando hasta el altar, Victoria sonrió ante Lorenzo, y el, de nueva cuenta sintió que le faltaba el aliento, el sacerdote y el juez comenzaban con aquella perorata, se estaban casando, serían uno para el resto de la eternidad ante dios y ante los hombres, aquel momento finalmente llegaba, decir los sagrados votos de matrimonio que ambos dirían por primera vez en su vida, el rojo coloreaba las mejillas de Victoria al saber que tendría que improvisar algo, nunca tuvo una boda real con Henry, ella se había embarazado y solo firmaron un papel…aun así, había mucho para decirle a su amado Lorenzo, y esperaba que su corazón acelerado le dictara desde el fondo el que decir, Lorenzo, por su parte, tampoco había ensayado sus votos, pero, sabia bien que decirle, aquel amor desbordante que sintió por ella, y que, sabia, solo sentiría por ella.— Nunca supe como rogarle al destino cuando estoy acostumbrado a tomar lo que deseo, no soy un caballero de blanca armadura, sin embargo, sé que te amo,

En aquella hermosa cabaña, la sinceridad había brotado desde el pecho dolorido de Lorenzo. Victoria dejo que una lágrima escapara de sus ojos, ya lo sospechaba, pero, seguían siendo terrible escuchar aquello de los labios de su amado esposo.Lorenzo había sufrido demasiado, era solo un niño cuando aquello ocurrió, y, aun así, intento defender a su madre hasta el final, seguramente recibiendo también una paliza por ello, ahora, lograba entender a plenitud muchas de sus conductas, por qué odiaba en demasía a los maltratadores y porque estuvo dispuesto a asesinar en el acto a aquel hombre que la acoso en el bar, aquello vivido, por supuesto, había dejado traumas demasiado arraigados en él.Becca también se lo había dicho, que Lorenzo odiaba a aquellos que maltrataban a las mujeres, ahora sabia porque, su madre murió por uno de ellos, por culpa de Luciano Visconti, su padre, sin embargo, ¿Por qué Laurent seguía al lado de un hombre tan terrible e infame? No pudo evitar el preguntárselo.—

Hacer el amor es la manera que tiene el ser humano para demostrar lo mucho que desea, es consumar, a veces, el desbordado amor que se siente hacia otro; unir dos cuerpos en un solo ser, experimentar sensaciones placenteras, desear todo del amado para uno mismo, sentir que solo a ti pertenece aquel al que tu corazón ama en demasía, desear ser una sola existencia cada mañana, cada noche, hasta el final de los tiempos.Mirándose a los ojos, sin perder detalle de la mirada del otro, zafiro y gris se amaban con el cuerpo…con el alma, deseando sentir a plenitud al otro, deseando permanecer así por siempre; desnudos sobre la cama, y sintiendo el placer que el otro les daba.Dejando a los gemidos escapar de su garganta, respiraciones agitadas, te amo susurrados al oído, sintiendo al mundo detenerse solo en ellos dos, ambos sabían que nada más importaba, que nada más deseaban, tan solo amarse cada día y cada noche hasta morir, aquel amor desbordante que por el otro sentían llenaba sus almas co