El rostro y la mirada cabizbaja de Ethan fueron suficientes para Jazmín cuando lo vio entrar en el dormitorio de Oliver.—¿Qué ocurrió? —preguntó ofreciéndole su mano.Ethan se acercó tomando su mano. Chasqueó los dientes y sólo dijo:—Jane estuvo allí y al parecer el juez prefirió creer en sus mentiras y manipulación.Jazmín lo rodeó por el torso y se refugió en su pecho.—No te pongas triste, mi amor. Es sólo una batalla, al final saldrá la verdad. Nadie va a quitarte a tu hijo.—Te necesito —murmuró él, ella alzó la vista y asintió.Ambos salieron de la habitación del pequeño y fueron directamente hasta su recámara.Apenas entraron, Ethan la besó y acarició su cuerpo con hambre, con una necesidad imperiosa de poseerla, con el miedo de también perder a la mujer que amaba.Hicieron el amor dejando que el deseo y la pasión tomaran la batuta, y nuevamente sus almas se reconectaron.—Siempre voy a estar contigo, mi amor —murmuró ella.—Gracias por estar, por apoyarme, gracias

Jazmín tomó asiento en una de las filas posteriores a donde eestaba Ethan junto a su abogada.Alicia volvió el rostro apenas, lo suficiente para lanzarle una mirada fría, y hacerle ver que ahora se encontraba en su territorio. Se inclinó hacia Suárez y susurró algo; el abogado, se giró y miró a jazmín mostrando una sonrisa ladeada, buscando intimidarla.Suárez no tardó en poner en marcha su siguiente jugada. Con un gesto calculado, hizo una señal a la puerta lateral. La empleada asignada entró acompañando a Jake, quien avanzó con pasos seguros, luciendo una camisa impecable y un peinado cuidadosamente arreglado.Jake, miraba a su alrededor con curiosidad y alegría, sin comprender del todo lo que ocurría en aquel lugar lleno de un ambiente bastante tenso.Al ver a Jazmín entre el público, su rostro se iluminó por completo. Sin pensarlo, dio un paso hacia ella, queriendo saludarla.La empleada, siguiendo instrucciones estrictas, lo contuvo suavemente por el brazo.—Jake, quédate a

—Ethan, no está! ¡El niño no está! —gritó Jazmín mientras bajaba las escaleras apresuradamente y con el corazón latiendo con fuerza a punto de estallar. Detrás de Ethan, tambaleante y con la mirada aún nublada por el somnífero, Soledad apareció en la sala, sujetándose del barandal de la escalera. —Fue Jimena. Tuvo que ser ella quien se llevó al niño —dijo con voz trémula. —¿Pero por qué haría algo así? —preguntó Jazmín, incapaz de ordenar sus pensamientos en medio del caos. —Sabía que no debía confiar en ella —espetó Ethan, su voz cargada de una rabia, lo que hizo que tanto Soledad como Jazmín sintieran el peso de la culpa—. Voy a buscar a mi hijo. —Voy contigo —se apresuró a decir Jazmín, dando un paso al frente. Pero la mirada fría de Ethan, dura como acero, la dejó paralizada en el sitio. —Iré solo. Tú quédate con Soledad por si regresa —ordenó con voz firme. Sin más, tomó las llaves que acababa de dejar sobre la mesa y salió de la mansión. Apenas estuvo e

Cualquier movimiento brusco que Ethan hiciera, podía poner en riesgo la vida de su hijo. Buscó con la mirada y de pronto vio a un vigilante cerca. Caminó hacia él con discreción, evitando llamar la atención de Jane. —¿En qué puedo servirle? —preguntó el vigilante colocando la mano sobre su arma de fuego. —Necesito de su ayuda. —dijo con voz baja pero intensa—. La mujer que ve allá, quiere sacar a mi hijo ilegalmente del país.El vigilante lo observó con recelo, ladeando la cabeza.—Señor, necesito pruebas antes de intervenir.Ethan contuvo la impaciencia.—Mírela —susurró señalando con disimulo—. Está nerviosa. Y en unos minutos llegará una pareja extranjera.El vigilante dudó, pero la tensión en la voz de Ethan lo hizo asentir.—Me acercaré con cautela.Mientras el guardia avanzaba hacia Jane, ella lo vio venir. Su expresión se contrajo y abrazó con más fuerza a su pequeño. En ese instante, la pareja extranjera entró a la sala de espera. Ella se puso de pie con rapidez

Ethan abrió la puerta de la biblioteca, aguardó por Jazmín y una vez que ella entró, cerró la puerta asegurándose de que nadie pudiera interrumpirlos. Jazmín apenas escuchó el traqueteo de la cerradura detrás de ella, sintió que su cuerpo se estremeció de pie a cabeza. Se giró lentamente hacia él y con actitud fría, la misma que él llevaba días usando en contra de ella, se volvió a verlo. —Dime, para qué me has traído hasta aquí —preguntó en un tono firme que dejó a Ethan sorprendido. Él dio tres pasos hacia ella, acercándose un poco más. —Creo que debo darte las gracias por lo que has hecho por Oliver. —No es necesario, Ethan. Me pagas por mi trabajo. ¿No? El pelirrubio la tomó de ambos brazos y mirándola fijamente a los ojos.—Esto nunca se ha tratado de dinero, lo sabes.Ella se apartó de él discretamente. —No, siempre lo que he hecho ha sido por convicción y por ayudar a quien me necesita. —contestó parcamente. —Lo sé y es justo eso, lo que me enamoró de ti. El