~Analía~—Aquí nadie nos verá.Alex me toma de la mano y entramos al cuarto del aseo, no puedo evitar reírme, en serio tiene ganas.—Nos pueden escuchar.Le digo antes de que me bese. —Que nos escuchen, todo el mundo tiene sexo —muerde mi labio inferior—. No quiero que te calles, quiero escuchar tus gemidos.Alex me agarra de la cara y me pega contra la pared, mis manos viajan por su cuerpo queriendo tocarlo, su boca besando mis senos por encima de mi traje de baño me debilitan las piernas, lo hace con tanta desesperación que puedo sentir sus ganas. Justo así quería tenerlo. Sus labios están fríos contra mi piel, me saca el sostén del traje de baño y empieza a succionar mis senos, puedo sentir el placer recorrer mi cuerpo, veo todos los rojos que me está dejando y una de sus manos baja hasta mi intimidad y empieza a tocar con rapidez, logrando que se me escapen los gemidos.Puedo sentir cómo sus dedos se mueven en mi clítoris, cómo hace presión logrando que todo mi cuerpo se descont

~Alex~—¡Alacrán, no seas cobarde! Escucho el grito del ruso, estamos detrás de unas puertas, lo veo buscar y justo cuando da la espalda me le tiro encima logrando que suelte el arma, los dos empezamos a forcejear, quedo encima de él y le doy golpes en la cara hasta ver cómo sangra, puedo sentir mis nudillos arder y el dolor aumenta con cada puñetazo que le doy y siento su piel romperse.—¡Te mataré!Me dice, esta vez dejándome debajo de él y apretando con fuerza de mi cuello hasta lograr que no pueda respirar bien, le doy un puñetazo como puedo y me suelta, no sin antes darme un golpe en la cara haciendo que sienta dolor y la sangre correr por mi cara.—Eres un maldito… —no lo dejo hablar, le doy un puñetazo en la boca.Extiende su mano para agarrar el arma que está cerca y cuando está por agarrarla la tiro del otro lado, y haciendo más fuerza logro hacerlo a un lado teniendo oportunidad para irnos.—¡Corran, no se queden atrás!Le grito a Analía que sale con Alejandro sin detenerse

~Alex~La gente podría pensar que soy un maldito que no es capaz de perdonar y eso es lo que menos me importa, solo yo conozco el infierno que tuve que vivir para hacerme más fuerte cada vez más, nadie me ayudó cuando yo lo necesitaba, ahora no pueden decirme cómo tengo que comportarme o si tengo que perdonar a mi padre porque él no se lo merece. El hombre que todos alababan porque era un buen padre, a mí me destrozó la vida.Camino con rapidez por el pasillo, las luces espabilando, dando la sensación de calidez, los hospitales normalmente se adaptan a los sentimientos de las personas, nunca se siente una buena sensación y es porque nadie que está aquí se siente bien.Me detengo frente al vidrio del cuarto donde tienen a Analía, está realmente pálida, sigue dormida por los efectos de la anestesia. Si no es por ella que no le importó dar la vida por Alejandro todo hubiera sido tan diferente y me hubiera sentido tan culpable de lo que sucedió que no podría con la culpa. Ese niño es mi

~Analía~—¡Código rojo! Se escucha el grito de la enfermera, interrumpiendo la conversación que tenía con Alex. Los dos nos giramos para saber qué ha pasado y vemos donde llevan en una camilla a su padre. Las enfermeras y los médicos corren a ayudarlo, detrás de ellos veo a la madre de Alex y a Manuel, se ven preocupados y la señora no para de llorar. Me giro para ver a Alex y no hay rastro de preocupación en su cara, se ve tranquilo. Alex camina en dirección de su familia y yo detrás de él. Se acerca a su familia y habla.—¿Podrían dejar de llorar? No le pasará nada, siempre hace sus dramas y no muere.Basta que las palabras salgan de su boca para que su hermano lo mire lleno de enojo.—Ese hombre que llevan muriéndose es nuestro padre y tú no haces otra cosa que decir estupideces. Está mal por tu culpa, porque no pudiste perdonarlo.—Está mal por él, no por mí. No quieras hacerme sentir culpable de lo que no he hecho. Manuel da un paso hacia Alex, de manera retadora.—Si no quie

~Keylin~—¿Qué haces aquí?Puedo notar la sorpresa en la mirada de Analía, imagino que de todas las personas que la conocen a la que menos esperaba ver a mí.Camino hasta el mueble que hay en el cuarto y me siento, cruzando mis piernas.—Me enteré de lo que había pasado con el sobrino de mi prometido, quise venir a ver cómo estabas —le digo, sonriendo—. Ah, porque supongo que Alex te dijo que soy su prometida.—Quizás para él no es tan importante porque lo mencionó, digo, estaba pendiente a otras cosas y se le olvidó —me sonríe—. Y estoy bien, no fue nada grave.Su manera de responderme es tan arrogante y grosera que sé que con ella tengo que buscar las palabras correctas para hacerla sentir mal. —¿Por qué estabas con Alex y su sobrino?—Alejandro quiso que fuera con él.—Niño pesado ese, es insoportable —giro los ojos con molestia. Me le acerco—. ¿Sabes quién fue el que los atacó? Hay que poner la denuncia.—Keylin, ¿Por qué no dejas de ser tan hipócrita y me dices de una buena vez