~Analía~
—Hablas con tanto desprecio de tu padre. Se está muriendo, ¿qué clase de desalmado eres?
—No hables de mí sin saber todo lo que yo tuve que pasar a su lado. Cambió cuando supo que tenía cáncer y ya era muy tarde.
—Es tu papá, no puedes odiarlo tanto. Dale una oportunidad.
—La gente mala no merece segundas oportunidades, siempre vuelven a fallarte.
¿Por qué puedo sentir que lo odia? La manera en que habla se siente tan llena de rabia y de dolor.
—No puedes hablar así de alguien que te dio la vida.
—¿Y a ti en qué te afecta? No eres más que una chica que acaba de aparecer, y dudo mucho que alguien te ame por lo antipática y resentida que eres.
Lo miro con mis ojos llenos de lágrimas por lo que dice.
—No llores, deja de ser tan débil. Tus amigas y mi hermano quieren verte, no quiero que te vean llorando, finge que estás bien.
—No me voy a prestar para tu juego absurdo. Tu padre se puso mal por tu culpa, él sospecha que no estás haciendo nada bien.
—Ya déjate de tonterías, estás