Evana no respondió de inmediato, se quedó mirándolo, reconociéndolo y reflexionando sobre su comportamiento ahora, sobre la forma en que quería estar presente, suspiró largamente sin atreverse a hablar porque temía decir algo que la delatara, porque ya no veía arrogancia en él, veía anhelo, además de ese atractivo irresistible que ya una vez la hizo caer.Tuvo que traer a su memoria su vida con él, las ocasiones en las que se acercó a ella solo para satisfacer sus necesidades, la horrible noche en la que, una vez satisfecho, susurró en su oído el nombre de Alya, eso bastó para decir: –Ignacio, por ahora solo puedo decirte que entiendo que necesites a tus hijos tanto como ellos a ti, ya te conocen y no pienso interferir en esa relación, es tu derecho, también el de ellos, pero con respecto a nosotros no sé, porque lo único que tengo claro es que no querías amarme porque ya tu corazón era de Alya, me dijiste con mucha propiedad que ella era el amor de tu vida y contra eso no

Ignacio jamás sabría todo lo que estaba provocando con sus palabras y su cercanía en la humanidad de Evana, quien hacía su máximo esfuerzo por controlar su cuerpo, al respirar olía el aroma a jabón de su cuerpo, había sentido el calor de su mano al retirar el mechón de cabello de su rostro y ahora hablándole en susurros era una gran batalla contra ella misma la que le estaba obligando a luchar.Casi se delata al contener la respiración porque él se acercó demasiado, presintió que la besaría, pero a último segundo se retiró y ella soltó el aire que había contenido, entreabrió los ojos y lo vio de espaldas retirando las mantas para acostarse.Entonces se giró hacia el otro lado, la colcha no cubrió su hombro, ese donde estaba el tatuaje de media luna que se había hecho varios años atrás solo por rebeldía porque era un acto prohibido por su abuelo.Ignacio miró ese poco fragmento de piel, descubrió el tatuaje y cerrando los ojos negó con la cabeza, nunca se lo había visto, se devolvió to

Afuera, todo era carreras y desconcierto. A pesar del fantástico despliegue de seguridad, el hombre se les había escurrido como agua entre los dedos. Los líderes tragaban grueso pensando en cómo evitar enfrentarse a Tiberius y decirle que habían fracasado. –Señor Wellington –habló el de mayor rango. –Si no vas a decirme que lo atraparon, ahórrate las palabras. Resulta que cualquiera llama, se identifica como su jefe y con eso basta para que rompan el cuadro establecido. Sufrimos una pérdida totalmente innecesaria y todo por confiados, como si todas las enseñanzas e instrucciones hubieran sido en vano, en este momento solo puedo apreciar que todo el entrenamiento está perdido. –No es así señor, lo resolveremos. –No, haré que alguien más se encargue, ocúpate de este hombre y de su familia. –Señor, sabemos que está herido, encontramos el rastro de sangre, es cuestión de… –Dije que alguien más se encargará –interrumpi

Evana escuchó esa terrible frase y arrugó su frente con preocupación, sus ojos se cristalizaron y expresó: –Mi hermano ha dedicado su vida y esfuerzo a la empresa que fundó nuestro abuelo, la proyectó y la hizo crecer, cada logro ha sido estudiado, planificado y ejecutado cuidadosamente, no le quitó nada a nadie, cada escalón lo subió con su propio pie, sí, ha sido implacable, pero en el sentido de no permitir corruptela a su alrededor. Así obtuvo los mejores contratos, así se corrió la voz de su integridad, así comenzó a ganar su dinero, entonces, ¿por qué quieren destruir lo que tiene? –Porque mucha gente no tolera el éxito de los demás, a veces es así de simple, pero también sumamente peligroso. Te aseguro que lo menos que necesita Tiberius ahora mismo es preocuparse por ti y los niños, así que lo mejor es que se queden aquí. –Pero él ahora mismo necesita todo el apoyo posible. –Y lo tendrá, yo me encargaré de eso, sigamos con nuestro

Nuevamente, Evana e Ignacio fueron sorprendidos por una lluvia torrencial a mitad de camino, por lo que decidieron refugiarse en un hotel donde la única habitación disponible tenía dos camas dobles, así que ella rápidamente distribuyó a los gemelos y cada niño dormiría con uno de sus padres.En esta oportunidad los pequeños estaban realmente rendidos porque habían hecho varias paradas y en cada una hicieron largas caminatas o participaron en juegos con su padre que estaba haciendo un gran derroche de energía, mientras eran observados por Evana. –Se durmieron y apenas tuve tiempo de quitarles la ropa sucia del día –comentó Evana en voz muy baja luego de arroparlos en cada cama. –En este lugar sí que no hay una tienda como el anterior, la próxima parada será un sitio para abastecernos de ropa, la verdad que un viaje de ida y vuelta en un día ya va para el tercero, se convirtió en una aventura improvisada, pero la estoy disfrutando, ¿tú no? –Sí la disf