Capítulo 41. Sumidos en el silencio, Calen siguió alimentándome. Por dos veces le dije que parara, que no era necesario, que yo sola podía hacerlo, que ya no estaba Derek en la habitación y no necesitaba demostrar su dominio frente a nadie, ¡pero él estaba sordo o se lo hacía! Hasta que, al fin, consiguió que explotara. —De verdad, Calen, no hace falta que me des de comer —le dije por tercera vez y con un ligero tono de enfado en mi voz. Me miró de reojo mientras me tendía la cuchara de nuevo, como si no hubiera escuchado una sola palabra de lo que acababa de decir. Desde que Derek se marchó, no había motivo alguno para que él siguiera aquí, mucho menos para que insistiera en darme la sopa como si fuera una niña de cinco años. Pero nada parecía detenerle. Suspiré y acepté los cubiertos solo para que dejara de insistir. Lo que no esperaba era que, acto seguido, se pusiera a ordenar la habitación como si fuera suya. Dobló una manta con precisión, colocó un cojín en el sillón y empe

Capítulo 43. Pov Calen: —¿No lo entiendo, Alexander? ¿Por qué Every sigue tan distante? Después de todo lo que me he esforzado y no he conseguido nada. Alexander estaba sentado frente a mí en el porche de la casa, hizo una mueca y levantó una ceja. —¿A qué te refieres con “distante”? Resoplé y apoyé los codos sobre mis rodillas, dejando que mi mirada se perdiera en el bosque que rodeaba la casa. —No lo sé… pero me evita, y hasta siento que me rechaza. Alexander se quedó callado por un momento antes de responderme con otra pregunta: —¿Qué es lo que realmente sientes por ella? Me giré para mirarlo, frunciendo el ceño. —¿Qué clase de pregunta es esa? —Una necesaria —contestó, muy tranquilo—. Llevas días actuando como un perro detrás de una sombra, intentando atrapar algo que ni tú mismo sabes si quieres de verdad. Así que te lo repito: ¿qué es lo que sientes por Every? Me pasé una mano por el rostro, frotando la mandíbula con fuerza. No quería decirlo en voz alta, no podía, y

Capítulo 45. Los últimos minutos están borrosos en mi mente, no sé si grité, ni siquiera si tuve tiempo de pensar. Solo ruido, un chirrido metálico, algo estallando, Calen protegiéndome y después… el silencio. —¡Calen! —grité con fuerza para que despertara. Tenía sangre cayendo de la frente. Su ceja estaba partida, sus labios hinchados y también sangraban. Intenté tranquilizarme y fijé mi atención en su respiración. Su respiración era agitada, pero respiraba. No había muerto en el accidente, pero temía que las heridas fueran más graves de lo que pensaba. —Calen, mírame. ¡Eh! ¡Mírame! —Mis manos buscaron las suyas. Estaban calientes, esa era buena señal—. ¡Abre los ojos, por favor! Sus labios se movieron apenas, y murmuró algo que no entendí. Pero sus ojos se abrieron. —Jolín… creía que habías muerto, no lo vuelvas a hacer, me has dado un susto de muerte. Me moví con cuidado y me quité la chaqueta. La presioné con fuerza contra su costado, ya que era por donde podía ver más sa

Capítulo 47. Pov Calen: Every seguía sentada a mi lado en la cama, en silencio, como si todavía estuviera digiriendo todo lo que acababa de escuchar. Le había pedido perdón. Le había dicho que la quería, por fin con las palabras que debí pronunciar años atrás. Ella no se había apartado de mí, y eso ya era más de lo que merecía. Pero aún quedaba algo que debía decirle. Algo que no podía guardarme más. Tragué saliva, sintiendo el nudo en la garganta crecer. —Hay algo más que tienes que saber —le dije en voz baja, girando ligeramente el cuerpo para mirarla a los ojos. Ella me miró con cierta sorpresa, pero no dijo nada. Así que continué. —Hoy por la mañana… escuché todo lo que hablaste con Grettel. Sus labios se entreabrieron, y la expresión en su rostro cambió al instante. No estaba enfadada, pero sí se notaba afectada. —¿Lo escuchaste todo? —preguntó sin dejar de mirarme. —No fue mi intención. Estaba de paso por el pasillo y… no pude evitarlo. Every cerró los ojos un momento

Capítulo 49.—¿Y si me haces una trenza de lado con flores secas? —pregunté mientras Grettel jugaba con mi cabello. Tenía las manos llenas de horquillas y una sonrisa dibujada en mi rostro. Disfrutaba de estos momentos junto a mis amigas. Mientras tanto, Erika estaba sentada a los pies de la cama, hojeando un catálogo de peinados de novia.—¿Flores secas? —repitió Erika, frunciendo el ceño—. ¿No prefieres algo más moderno? Eso era lo que estaba de moda cuando mi madre se casó.—¡Qué no! —interrumpió Grettel—. Si ella quiere flores secas, flores secas tendrá. A mí me parece una idea preciosa. Muy bohemia. Muy "Every".No pude evitar comenzar a reír, me gustaba verlas así, relajadas y felices junto a mí.Grettel había cambiado mucho en las últimas semanas. Después de que le conté sobre el juramento que Calen hizo a la Diosa Luna, parece que finalmente se ha resignado y ha aceptado el hecho de que Calen y yo nos vamos a casar. Estábamos tan ensimismadas con los peinados y con el tipo de