71. Una maldición debilitada
CRYSTAL Él no parece querer detenerse; más bien, parece estar sacando todas sus emociones reprimidas contra mí, y yo lo acepté en el momento en que accedí sin palabras, a su orden. Cierro los ojos, dejando que el placer recorra mi cuerpo, la presión en mi vientre haciéndose cada vez más intensa mientras soy empalada con fuerza. Mi piel se eriza ante el roce constante entre nuestros genitales; mis gemidos cada vez se hacen más altos sin querer frenarlos. Quiero que él escuche cuánto me hace sentir, que también lo deseo a él, y aunque tenga su vínculo bloqueado, yo dejo el mío abierto sin restricciones. Sus embestidas me tienen al límite; yo misma empujo mis caderas con cada rebote hacia él, buscando mi liberación, y justo cuando estoy por conseguirlo, sale de mi interior, dejándome frustrada. —Date la vuelta— vuelve a ordenar con brusquedad. Con las piernas algo temblando, hago lo que dice. —Ábrelas para mí. Las separo lentamente, esperando ver, aunque sea una reacción más allá
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